La última década del siglo XVIII
fue la más productiva de su corta vida. Se unió a la Academia de las Bellas
Letras de Nueva Arcadia, si bien pronto satirizó a sus compañeros. Su tono
satírico e irreverente fue uno de los rasgos de su obra. En 1791 publicó su
primer libro, Rimas.
Llevó una vida disipada y
licenciosa y se alineó contra el despotismo, lo que fue la causa de su entrada
en prisión el 14 de noviembre de 1797. El detonante fue el poema Carta a
Marilia:
Espantosa ilusión de la eternidad,
terror de los vivos, prisión de los muertos;
de los sueños vanos almas vanas, llamado
infierno;
sistema de política opresiva,
freno que la mano de los déspotas, de los bonzos
forjó para la incredulidad ingenua;
lúgubre dogma, ese remordimiento echa raíces
en el corazón, y la paz arranca de él: lúgubre
dogma, fe detestable,
que envenena los placeres inocentes.
Salió de la cárcel el 31 de
diciembre de 1798 tras retractarse de sus ideas poco piadosas y
antimonárquicas. Hasta su muerte, el 21 de diciembre de 1805, trabajó como
traductor de los clásicos y redactor.
No conocía a este poeta luso
antes del viaje. Sin embargo, sus poemas habían sido traducidos por Marcelino
Menéndez Pelayo y sus obras estaban en la Biblioteca Nacional, lo que da idea
de su importancia. El autor teatral neorrealista Romeu Correia compuso una obra
con su nombre. El antiguo billete de cien escudos llevaba su efigie.
Nos disponíamos a honrar su
memoria acercándonos a la plaza bautizada en su honor y a su casa natal.
0 comments:
Publicar un comentario