El palacio fue construido por
fases entre 1758 y 1794. Fue Pedro III quien le dio dignidades palaciegas.
Inicialmente fue una casa de campo del marqués de Castello Rodrigo. Mediante
una confiscación pasó a formar parte del patrimonio de la Corona. Según nos
informaba Pessoa, “fue escenario de varios pasajes escandalosos de la vida de
la familia real”. Estábamos ansiosos por conocer esos escándalos. El general
francés Junot estableció en él su residencia durante la invasión de Portugal.
Fue responsable de parte de la modificación y ampliación del edificio.
Saramago, poco aficionado a los
excesos decorativos, no le tenía especial aprecio. Lo que fue un pabellón de
caza o una casa de verano de la realeza se convirtió en un espectacular palacio
de estilo rococó (el imperante en la época) a las afueras, con mucho dorado y
muy recargado. Como el Versalles de los portugueses.
La primera sorpresa fue la
ausencia de público. Estaba claro, como comprobaríamos posteriormente en
nuestras carnes, que los domingos de verano eran para ir a la playa y no de
monumentos. Mejor para nosotros.
Había dos razones por las que
había propuesto a Jose ir a Queluz. La primera, mi deseo de visitar el palacio,
que gozaba de bastante fama. La segunda era encontrarnos con los espíritus, o
quizá los fantasmas, de una etapa de la familia real portuguesa.
Desde que leí El imperio eres
tú, de Javier Moro (del que utilizaré múltiples referencias), centrado en
la vida de Pedro IV de Portugal (y emperador de Brasil como Pedro I), tuve
ganas de visitar el lugar que fue la residencia principal de los Braganza entre
1794 y 1807. Aquí se desplazaron tras el incendio de la Real Barraca de Ajuda,
y de él partieron hacia el exilio de Brasil cuando las tropas napoleónicas
invadieron el país. En él vivieron María I, su hijo Juan VI, casado con la
insoportable e intrigante Carlota Josefina, hija de Carlos IV y hermana de
Fernando VII (buenos antecedentes, sin duda), Pedro IV, y su hermano Miguel I,
representante de los partidarios del absolutismo, que trajo de regreso a Queluz
a la familia real mientras estuvo en el trono.
El 4 de octubre de 1934 el
palacio sufrió un incendio que afectó a una parte importante del edificio, el
pabellón Robillon, el cuerpo central y el piso superior. El piso superior no se
restauró en su totalidad.
El pabellón de doña María fue
acondicionado en 1957 para albergar a jefes de estado en visita oficial. La
primera que lo utilizó fue la reina Isabel II de Inglaterra. El rey Felipe VI y
la reina doña Leticia fueron sus huéspedes en 2014.
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