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Descubriendo Portugal 99. Iglesia do Carmo.


 

A aquella hora de la mañana la plaza estaba tomada por los grupos de los tours. Los turistas seguían con interés las explicaciones de sus guías, como hicimos nosotros con Eduardo. Buscamos una sombra para resguardarnos del fiero sol con tendencia a insoportable.

Sin duda, el primer motivo de interés era la iglesia do Carmo. Fue fundada por el condestable Nuno Álvares Pereira para cumplir con su promesa y en acción de gracias por la victoria de Aljubarrota. En ella profesó, murió y fue sepultado. Posteriormente fue trasladado a la iglesia de San Vicente da Fora, en 1918 a los Jerónimos y más tarde a la iglesia de la Orden Terceira de los Carmelitas.

La iglesia era de tres naves de gran envergadura que se destruyeron con el terremoto de 1755. Nunca fue reconstruida y quedó sin cubierta. Eduardo comentaba que de esa forma se homenajeaba a todas aquellas víctimas anónimas que fueron depositadas en el lugar tras la tragedia. Así se convirtió en esa figura nostálgica y triste en el semblante de la ciudad. Desde aquella altura, por las pasarelas del elevador, el mirador era impresionante. Al frente quedaba el castillo, Alfama y Mouraria, la Baixa, las plazas de Rossío y Figueira…la ciudad a nuestros pies.

Una parte del convento fue ocupada por el museo Arqueológico. Otra, por el cuartel general de la Guardia Republicana. Más en concreto, por la policía política durante la Dictadura. Aquí se refugió el último Primer Ministro, Marcelo Caetano, cuando triunfaba en las calles la Revolución de los Claveles. Eduardo nos señaló el lugar donde montaba guardia un soldado. Y una placa en el suelo en memoria de aquellos acontecimientos.

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