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Descubriendo Portugal 88. Quinta da Regaleira II

 


La primera cola que sufrimos fue la más liviana. Las taquillas estaban en las antiguas cocheras. Se apreciaba el estilo neogótico y la decoración manuelina. Decidimos subir a la parte alta de los jardines para ir descendiendo siguiendo el zigzag de los caminos. Reconozco que me confié y me resultó complicado orientarme. Jose rectificó mis errores una vez que situamos el zigurat. Saltamos el portal de los guardianes y nos dirigimos directamente al pozo iniciático.

Nuestra sorpresa, desagradable, fue una cola de casi una hora. Y, lo peor, con tanta gente, perdería su magia.



En la web de Mundo Parapsicológico se hablaba de la quinta como “templo masónico y enclave templario”. Para National Geographic era la “mansión de los filósofos”. En cualquier caso, estábamos en un lugar con amplios ecos ocultistas, con una simbología especial que nos hacía guiños desde cada uno de sus lugares, como si fueran estaciones en la iniciación de los neófitos. Y los ritos de iniciación tenían lugar en el pozo.

Llamaban la atención sus nueve rellanos, que coincidían con los nueve niveles de la Divina comedia de Dante. No es de extrañar que entre los vecinos de aquellos años del siglo XX crecieran las habladurías sobre ritos extraños, incluso satánicos. No dudo en que el pozo servía para esos ritos iniciáticos. Por cada quince pasos se recreaba el ascenso de Dante al paraíso o el ascenso de Vasco da Gama a la cima de la isla Amores, que aparecía en Los Lusiadas de Camoens. Otra singularidad es que los pozos y las grutas estaban interconectados por galerías que unían las diversas dependencias.

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