Para tomar la autopista A8, y
seguir hacia el sur rumbo a Lisboa, había que tomar la carretera que llevaba a Alcobaça,
la otra joya del gótico en Estremadura y continuar en dirección sudoeste hasta empalmar
con aquella. Lógicamente, renunciamos a Alcobaça, con gran dolor de nuestros
corazones.
Todo el mundo nos había
aconsejado Nazaré, en la costa. Por supuesto, no daba tiempo para desviarnos y
contemplar sus grandiosas olas surferas. Lo siento por Jose, porque yo ya había
estado hace más de dos décadas. Se puede deducir que no me acordaba de nada o
casi nada. Nada del pueblo, del paisaje o la playa, aunque sí de una gloriosa
mariscada y una anécdota.
Viajaba con mis buenos amigos
Raúl y Alberto durante un puente de mayo y Raúl, que había veraneado varios
años en Figueira da Foz, nos llevó a comer a Nazaré. Nos comimos una mariscada
espectacular bien regada de vino. Concluidos los postres, la camarera nos
preguntó si queríamos algo más (por los cafés) y a Alberto se le ocurrió decir
jocosamente que se tomaría dos huevos fritos con patatas. La chica no debió
captar la broma y con los cafés trajo los dos huevos fritos en una fuente llena
de patatas. Nos quedamos a cuadros, nos reímos abiertamente y Alberto, lejos de
amilanarse, pidió pan para mojar las yemas.
Para bajar todo aquello nos
dimos un largo paseo por la playa. No recuerdo que hubiera un oleaje especial.
Al poco de subir al coche, Alberto se quedó dormido y su cuerpo se fue hacia
adelante. Daba la impresión de que estuviera colgado o ahorcado. Raúl y yo nos
descojonábamos insistentemente. Aún nos reímos recordando aquello.
0 comments:
Publicar un comentario