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Descubriendo Portugal 70. La batalla de Aljubarrota II.

 

Monasterio de Batalha

El rey Fernando falleció al año siguiente sin dejar hijo varón. Juan I de Castilla hizo valer sus derechos y se proclamó rey de Portugal, lo que provocó la alarma del pueblo portugués y su alzamiento. La viuda de Fernando, Leonor (a quien el rey arrebató de su marido João Lourenço da Cunha, lo que provocó un fuerte escándalo), pidió al Maestre de la Orden de Aviz (o Avís), João, hijo natural de Pedro I y de Teresa Guille Lourenço (una plebeya portuguesa o gallega) que actuase como regente y defensor del país. En 1385 fue proclamado rey por las Cortes reunidas en Coímbra.

Para defender sus derechos, Juan I de Castilla reunió un gran ejército con lo más granado de la nobleza e invadió Portugal. Paralelamente, la marina castellana, que ya había demostrado su eficacia en el combate de La Rochela (o La Rochelle) de 1372, impuso el bloqueo naval sobre Lisboa.

Las tropas de ambos bandos se encontraron en el campo de San Jorge, a pocos kilómetros de donde se alzaba el monasterio. Los carteles de la carretera lo señalizaban, aunque es probable que nada nos hubiera dicho el lugar de haberlo visitado. Era el 14 de agosto de 1385. El combate principal tuvo lugar por la tarde.

Las tropas portuguesas y los eficaces arqueros ingleses eran muy inferiores en número. Se calcula que el contingente ascendía a entre seis mil y siete mil hombres. Al frente estaba João I y su condestable Nuno Alvares Pereira. Al otro lado, tropas castellanas con tropas francesas auxiliares y una parte importante de la nobleza portuguesa; en total, entre treinta mil y cuarenta mil hombres.

Los primeros ataques castellanos fueron repelidos por los portugueses con la ayuda de las flechas inglesas y las trincheras preparadas. Cuando se tomó la decisión de retirada por parte de los castellanos se generó un tremendo caos que fue el germen de la derrota. Los castellanos fueron perseguidos y diezmados. Se calcula que cayeron unos cuatro mil efectivos. Los portugueses se cobraron unos cinco mil prisioneros. Quizá los rescates pedidos por ellos financiaron el monasterio.

Aquella victoria puso punto final a la crisis de 1383-85 y consolidó a João I, coma iniciador de la Dinastía Aviz que marcaba el inicio de la etapa más gloriosa de Portugal. Los castellanos no volverían a intentar la adhesión por las armas, aunque el conflicto se prolongó en el tiempo, como ya indicaba, hasta 1411.

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