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Descubriendo Portugal 64. Reinar después de muerta II.

 

Imagen de Coimbra

Aquella acción contó con el consentimiento del rey, quien se vio arrastrado por el clamor popular y las intrigas. Quizá con ello trataba de dar contento a quienes veían peligrar la independencia del reino ante la pujanza de sus vecinos:

¿Qué furor consintió que aquella fina

espada, a que el poder no se defiende

ni el furor moro, fuese levantada

contra una flaca dama delicada?

 

Ya los verdugos ásperos y atroces

ante el rey van, que está a piedad movido;

mas el pueblo con falsas y feroces

razones le cerró el piadoso oído.

 

Quería perdonarle el rey benigno

que está destas palabras lastimado,

mas el pertinaz pueblo y su destino

(que así lo quiso) no le han perdonado.

 

La muerte de su amada provocó las iras de Pedro, que se enfrentó a su padre y generó un clima de guerra civil durante dos años. Poco después de sellar la tregua, en 1357, murió su padre y subió al trono el amante Pedro. Es entonces cuando nace la leyenda. Pedro proclamó a Inés reina de Portugal alegando su boda secreta y obligando a los nobles del país a rendir pleitesía al cadáver de su amada, que fue ataviada con todos los símbolos de la reina.

Parece que era costumbre de la corte portuguesa que al morir los soberanos se les hiciera un último homenaje besando su mano. En muchos casos, se producía un modelo de cera que era situado en el trono y que sustituía al cuerpo. Lo excepcional era que se sacara el cadáver después de dos años y se ofreciera a esa ceremonia.

La venganza de Pedro no se dejó esperar. Pactó con el rey de Castilla el intercambio de nobles huidos y ejecutó a los verdugos de Inés, que se habían refugiado en Castilla:

No pasó mucho sin que la venganza

Pedro viese de tan crudas heridas,

que en tomando el gobierno y real lanza

la toma en los huidos homicidas;

 

A Pedro Coelho y Álvaro Gonçalvez les arrancaron el corazón, al primero por el pecho y al segundo por la espalda. Diego López Pacheco se refugió en Aviñón y fue perdonado, con el tiempo, por Pedro.

Inés y Pedro fueron enterrados en Alcobaça en dos hermosos sepulcros de mármol. Están juntos, lo que simboliza que su amor se prolonga hacia la eternidad.

Curiosamente, pocas semanas antes de iniciar el viaje tuve el placer de ver en el Festival de Almagro, en su Teatro Municipal, la obra NISE, la tragedia de Inés de Castro, por la extraordinaria compañía Nao de amores. La escenificación era regia.

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