Aquella acción contó con el
consentimiento del rey, quien se vio arrastrado por el clamor popular y las
intrigas. Quizá con ello trataba de dar contento a quienes veían peligrar la
independencia del reino ante la pujanza de sus vecinos:
¿Qué furor consintió que
aquella fina
espada, a que el poder no
se defiende
ni el furor moro, fuese
levantada
contra una flaca dama
delicada?
Ya los verdugos ásperos y
atroces
ante el rey van, que está
a piedad movido;
mas el pueblo con falsas
y feroces
razones le cerró el
piadoso oído.
Quería perdonarle el rey benigno
que está destas palabras
lastimado,
mas el pertinaz pueblo y
su destino
(que así lo quiso) no le
han perdonado.
La muerte de su amada provocó
las iras de Pedro, que se enfrentó a su padre y generó un clima de guerra civil
durante dos años. Poco después de sellar la tregua, en 1357, murió su padre y
subió al trono el amante Pedro. Es entonces cuando nace la leyenda. Pedro
proclamó a Inés reina de Portugal alegando su boda secreta y obligando a los
nobles del país a rendir pleitesía al cadáver de su amada, que fue ataviada con
todos los símbolos de la reina.
Parece que era costumbre de la
corte portuguesa que al morir los soberanos se les hiciera un último homenaje
besando su mano. En muchos casos, se producía un modelo de cera que era situado
en el trono y que sustituía al cuerpo. Lo excepcional era que se sacara el
cadáver después de dos años y se ofreciera a esa ceremonia.
La venganza de Pedro no se dejó
esperar. Pactó con el rey de Castilla el intercambio de nobles huidos y ejecutó
a los verdugos de Inés, que se habían refugiado en Castilla:
No pasó mucho sin que la
venganza
Pedro viese de tan crudas
heridas,
que en tomando el gobierno
y real lanza
la toma en los huidos
homicidas;
A Pedro Coelho y Álvaro
Gonçalvez les arrancaron el corazón, al primero por el pecho y al segundo por
la espalda. Diego López Pacheco se refugió en Aviñón y fue perdonado, con el
tiempo, por Pedro.
Inés y Pedro fueron enterrados
en Alcobaça en dos hermosos sepulcros de mármol. Están juntos, lo que simboliza
que su amor se prolonga hacia la eternidad.
Curiosamente, pocas semanas
antes de iniciar el viaje tuve el placer de ver en el Festival de Almagro, en
su Teatro Municipal, la obra NISE, la tragedia de Inés de Castro, por la
extraordinaria compañía Nao de amores. La escenificación era regia.
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