La Sé Nova, la Catedral Nueva, salió
a nuestro paso. En origen fue la iglesia del Colegio de Jesús o de las Once mil
Vírgenes. La fachada era plenamente jesuítica, fría y racional. Cuando en 1759 Pombal
declaró la expulsión de los jesuitas, sus bienes pasaron a la Universidad y el
Cabildo. En 1772 adquirió la dignidad de catedral.
Antonio José Saraiva destacaba
en su Breve historia de la literatura portuguesa los factores que habían
contribuido a arrinconar la tradición humanística del Renacimiento portugués y
que cortaron la comunicación de Portugal con la cultura europea. El primero de
ellos fue la Inquisición, que en 1540 empezó a funcionar activamente en
Portugal. En 1547 se publicó el primer índice de libros prohibidos.
El segundo factor fue sin duda
la Compañía de Jesús. En 1555 asumió la dirección del Real Colegio de las Artes
de Coímbra, fundado en 1548, y expulsaron a los que aún quedaban del equipo
humanístico de André de Gouveia. Su edificio pasó a los Jesuitas. Se impuso el
regreso de Aristóteles interpretado por Santo Tomás. Se instauraban los
dictados del Concilio de Trento. La Compañía monopolizó la educación de las
clases dirigentes del país. Por aquellas fechas disponían también de una
universidad en Évora. Eran las únicas del país.
La iglesia era de una sola nave
cubierta por una bóveda con casetones. La capilla mayor era impresionante con
su retablo barroco, la sillería, los dos órganos y sus pinturas. También era
reseñable el retablo de la Asunción, barroco y dorado, con los laterales
dedicados a relicarios, como el retablo de la Sagrada Familia. Era una clara
exhibición de poder.
El museo más importante de Coímbra
era el Machado de Castro que estaba sobre el antiguo foro romano. Su interior
albergaba las galerías abovedadas del criptopórtico que servían para nivelar el
desnivel del terreno en cuesta. Despistaba un poco por la iglesia que formaba
parte de sus instalaciones. Para Saramago era “la más rica colección de
estatuaria medieval que en Portugal existe, por lo menos la que a la vista del
público se encuentra”. No visitamos sus colecciones. Nos acercamos a la plaza
de entrada con una galería porticada que daba a la ciudad vieja, con especial
protagonismo de la torre de la Catedral Vieja. La cafetería era la parte
moderna, muy aconsejable para tomar algo con buenas vistas.
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