Aparcamos el coche e inmediatamente
nos pusimos en camino hacia la catedral. Repasamos algunos de los lugares de la
mañana anterior que se encontraban extrañamente más tranquilos por la escasez
de turistas y grupos. El calor no daba tregua. Menos mal que no hubo que trepar
cuestas en ese primer momento.
Mucho más rápido de lo que
imaginaba, y bajo la guía de Jose, alcanzamos la Sé, que dominaba una
colina que era un extraordinario mirador sobre la ciudad. De una veloz mirada
separamos lo que habíamos ya visitado y lo que aspirábamos a disfrutar en esa tarde.
Como en el límite de la ciudad visible se erguía la torre de los Clérigos en el
monte da Penoventoso.
Por desgracia, el nártex barroco
del italiano Nicolau Nasoni estaba en obras y cubierto por una espesa tela
protectora. Nos concentramos en el pórtico barroco que sustituyó al románico
original. Aliviaba un poco el aspecto de castillo de la traza románica. Nos
gustó el rosetón, ese ojo de las fachadas que es un mandala cristiano.
Nicolau Nasoni (o Niccoló Nasoni,
por su origen italiano), fue uno de los grandes artistas portugueses del siglo
XVIII y uno de los responsables de que la ciudad sea la más barroca del país. Nacido
en un pueblo de la Toscana y educado artísticamente en Siena, llegó a Portugal
en 1725 de la mano del Decano de la ciudad Jerónimo de Távora e Noronha, quien
será su principal mecenas. Su primer trabajo fue redecorar la catedral, en
donde utilizó por primera vez el efecto ilusionista de la quadratura en
los frescos del interior. Al pórtico o nártex de la fachada norte se unen el
retablo de plata de la capilla mayor, el diseño de los órganos y la decoración
del ábside y el claustro.
Pintor, arquitecto y escultor
(su especialidad era la dourada talha, tallas de madera recubiertas de
hojas de oro), habíamos contemplado varias obras suyas, como la fachada de la
iglesia de la Misericordia en la rua das Flores o el retablo cóncavo de
la iglesia de San Ildefonso. Nos quedamos sin paladear el palacio de Freixo,
actualmente un hotel de la cadena Pestana, y sus jardines. La iglesia de los
Clérigos, a donde nos dirigimos después, era su obra maestra. Fuera de Oporto, se
encontraban la catedral de Lamego y la Casa Mateus de Vila Real, entre otras obras
suyas.
0 comments:
Publicar un comentario