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Descubriendo Portugal 42. Un periodista a la caza de una cabeza.

 


Antonio Tabuchi sitúa la acción de La cabeza perdida de Damasceno Monteiro en Oporto y en Gaia. No le da un excesivo protagonismo ni nos deja grandes descripciones de la ciudad. Es su sustrato físico, el escenario de los hechos, pero carece de esa presencia que caracteriza a otras obras en que la ciudad se convierte en otro de los personajes.

Firmino, el periodista que trabaja en un periódico de sucesos, al estilo de El Caso, y al que le gustaría dedicarse a otras actividades literarias de mayor lustre, se desplaza como enviado especial de su periódico para cubrir una noticia singular que se irá complicando con el avance de la novela. Transitará por la ciudad antigua, caminará por el paseo marítimo, se distraerá en el Jardín Botánico y callejeará por Oporto para la realización de sus gestiones. Algo nos comentará de su historia, de sus reputados vinos, de los callos, que aparecen como un chascarrillo recurrente en el humor ácido o surrealista del libro.

Lo leí hace algo menos de dos décadas y no me acordaba de nada de su contenido. Me gustó, era ágil y divertido, con un punto de novela negra, costumbrista a retazos, con personajes tan entrañables como Dona Rosa, que regentaba la pensión donde se hospedaba, o como el director del periódico. Sin duda, su mejor construcción era la del abogado Loton, por su parecido con Charles Loughton, que daba lugar a algunas disquisiciones morales, filosóficas y éticas con algo de absurdo y mucho contenido para reflexionar. Porque detrás de todo radicaba una realidad como la de los abusos policiales, la tortura o las mafias organizadas que daban mucho respeto.

No creo que identificáramos en nuestra visita muchos o algunos de los lugares del libro, salvo los más obvios o conocidos.

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