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Descubriendo Portugal 33. Almeida Garrett y los liberales.

 


Para rendir nuestro homenaje a otro liberal de la primera mitad del siglo XIX, tan convulso en Portugal como en España por la lucha entre absolutistas y liberales, nos acercamos a la iglesia de la Trinidad (Trinidade) y bajamos a los Paços do Concelho, al Ayuntamiento. Frente a él, estaba la estatua de Almeida Garrett, maestro de viajeros, como nos ilustró Saramago.

João Baptista da Silva Leitão, que ese era su nombre, nació el 4 de febrero de 1799 en la ciudad. Fue dramaturgo, escritor romántico, político y masón. Su tendencia política le obligó a exiliarse en varias ocasiones. A la vuelta del viaje leí su libro Viajes por mi tierra que tanto inspiró a don José. De su prólogo obtengo la información sobre su biografía.

Almeida Garret pasó su adolescencia en la isla Terceira, en las Azores, al haberse desplazado la familia huyendo de las tropas napoleónicas que entraron en la ciudad en 1809. En 1816 entró en la Universidad de Coímbra para estudiar derecho. Su familia quería que siguiera la carrera eclesiástica, lo cual hubiera sido un grave error. Contabilizará la acción política con la bohemia.

El triunfo liberal le premiará con cargos públicos, aunque con la oposición de los sectores reaccionarios. Con el advenimiento de los absolutistas se exilia entre 1823 y 1826 a Francia e Inglaterra, donde entrará en contacto con el movimiento romántico y leerá a Byron y Walter Scott.

Su labor política le llevará a fundar periódicos y revistas, a colaborar en la campaña de educación nacional. Se interesará por el desarrollo de un teatro portugués. La nueva victoria liberal provoca que se implique en las reformas, aunque las suspicacias de su entorno le arrojan a misiones diplomáticas en París, Londres o Bruselas. Regresa a Lisboa y ayuda al triunfo de la Revolución Setembrista. Participó en el desembarco en Mindelo de julio de 1832 con las tropas de Pedro IV que buscaban ocupar Oporto y cayeron en la trampa de los miguelistas.

Esos vaivenes políticos le llevan a alejarse de la vida pública. En 1842 sube al poder Costa Cabral, que impone un régimen autoritario. Aún regresará a la palestra política por su talante democrático, como destaca Martín López-Vega en el prólogo a Viajes por mi tierra con un discurso del propio escritor:

Este es un siglo democrático; todo lo que haya de hacerse se hará por el pueblo y con el pueblo, o no se hará. Los príncipes dejaron de ser, ni pueden ya ser, Augustos. Los poetas se hicieron ciudadanos, tomaron parte en la cosa pública como suya.

El político y el intelectual se sumaron en una personalidad apasionante. El escritor que introdujo el romanticismo en Portugal y renovó su literatura era también el que recopiló la tradición en el Romanceiro. Ese era el nuevo espíritu europeo:

El dandy que dictaba la moda en el Chiado, el hombre galante que engatusaba a las mujeres del siglo... fue también un intelectual sin el que no sería posible comprender las transformaciones sociales, ideológicas y políticas que se dan en el Portugal del siglo XIX y uno de los promotores de la aparición y desarrollo de la literatura romántica lusa, modernez que compaginó, sin contradicción, con el hecho de ser el primero en ponerse a la tarea de recoger la literatura oral de su país en el justamente célebre Romanceiro.

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