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Descubriendo Portugal 15. La casa del Raio y la Fuente del Ídolo.


 

Nuestros pasos nos llevaron a la Casa del Raio, con una espectacular fachada de granito con azulejos geométricos azules. Nuevamente el artífice fue André Soares al servicio del rico comerciante João Duarte de Faria. Su nombre procede de quien compró el inmueble en 1853, Miguel José Raio, potentado brasileño que abrió la calle frente al palacio para mejorar la perspectiva, para bien de todos. Pertenecía en la actualidad a la Casa de la Misericordia de Braga. El interior y su colección habrán de esperar a otra ocasión. Saramago alabó este edificio:

Causa cierto asombro ver cómo un estilo que en las composiciones interiores difícilmente consiguió mantener el equilibrio entre la forma y la finalidad, fue capaz, en los exteriores, de complacerse en juegos de curva y contracurva, integrándolos en las exigencias y posibilidades de los materiales. Y el azulejo, que por su rígido geometrismo no parecía poder ser sometido a los recortes que las piedras le imponen, surge aquí como un factor complementario de extrema precisión.

También tendré que apoyarme en Saramago para nuestra siguiente visita frustrada: la Fuente del Ídolo. Ya no era un “sitio no indicado”. Un cartel lo anunciaba y una puerta cerraba el paso. Según la guía, la fuente fue tallada en el periodo prerromano por Celicus Fronto, que procedía de Arcóbriga. El peregrino vestido con toga parece sujetar el cuerno de la abundancia. Quizá estuvo consagrada al dios Tongoenabrigo. El escritor portugués nos invita a imaginar la zona como un yermo por donde corría el agua entre las piedras.

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