Nos alejamos de la zona que
habíamos transitado por la mañana hacia aquella en que se encontraban las
termas y el teatro romano. No sabemos si por la hora o porque estaban cerrados,
no había nadie en esas calles cercanas al parque de bomberos. En la plaza
reinaba una escultura del emperador Augusto. Asomaba una torre de la antigua
muralla.
Logramos asomarnos un poco a las
excavaciones. Estaban en Alto da Cividade o la colina de Maximino. En internet
se apreciaban bastante bien las instalaciones de los baños públicos, habitual
punto de reunión de la población. Por lo que leímos, aún quedaba bastante por
excavar, aunque se iniciaron los trabajos en 1977.
El teatro fue utilizado durante
mucho tiempo como cantera. Estaba rodeado de bloques de viviendas modernos y no
sería de extrañar que una parte estuviera bajo ellos.
Ampliamos nuestro radio de
acción y regresamos al museo Pío XII y a Nossa Senhora da Torre, que ocupaba la
parte inferior de la torre de Santiago, una de las que conformaban la muralla.
La parte superior la ocupaba el campanario y un reloj. La capilla era del
arquitecto André Soares y se erigió en agradecimiento a la protección
dispensada por la Virgen al colegio de los jesuitas en el terremoto de 1755. El
colegio y seminario de Santiago se encontraba en la misma plaza y la iglesia
era imponente.
Atravesando la larga plaza
alcanzamos el museo Pío XII. Más al sur estaba el museo de Arqueología Diogo da
Sousa.
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