En el patio se encontraba una alta columna con una
garuda, mitad ave mitad persona, la
cabalgadura de Vishnú, cuyo avatar era Krishna. Otras columnas marcaban un eje
frente al templo de dos tejados metálicos.
Cerca de una de las plazas principales nos mostró nuestro guía la ventana adornada con un pavo real. Era una obra magnífica. Una vendedora nos invitó a entrar a su tienda y subir al primer piso para apreciar mejor sus detalladas formas. Era una emboscada mercantil propia de una buena vendedora. La ventana pertenecía al Pujari Math, un edificio que ahora alojaba un museo de artesanía en madera. La otra fachada daba a la plaza Dattatreya. Quizá fuera la residencia de los sacerdotes del cercano templo. Fue también un centro de aprendizaje y prácticas religiosas. Esas eran las funciones propias de un math.
El templo Dattatreya lo guardaban dos forzudos con
turbantes y amplios bigotes. Si su función era aterrorizar, no lo conseguían.
El templo estaba dedicado a las tres principales divinidades hinduistas, la
Trimurti: Brahma, Vishnú y Shiva. Sus escalones estaban muy poblados de gente.
La segunda plaza importante de Bhaktapur era Taumadhi. Destacaba por encima de los demás edificios el templo Nyatapala, dedicado a Bhairab. Sus cinco tejados se elevaban sobre una plataforma de cinco niveles, el más alto de Nepal. La escalera que conducía al templo estaba protegida por una pareja de guerreros, una pareja de elefantes, una pareja de leones, una pareja de carneros (o eso me parecían, por los cuernos) y una pareja de divinidades con rostros de monos feroces y varios brazos. Desde lo alto se dominaba la plaza: otro templo de tres tejados que fue destruido por el terremoto de 1934 pero que fue fielmente reconstruido, las ruedas del carro ceremonial que se utilizaba en un festival. Como la plaza anterior, estaba despejada y tranquila.
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