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Un valle a la sombra de los dioses 10 (Nepal 2011) Swayambhunath III


 

La cúpula blanca descansaba sobre una plataforma de varios niveles, que simbolizaba la tierra, la matriz de la creación o la bóveda celeste, mientras que la torre simbolizaba el falo. Se combinaban los principios activos femenino y masculino. Las diferentes partes representaban los diferentes elementos: la base, la tierra; la cúpula, el agua; la espiral, el fuego; la punta superior, el aire.

Lo más llamativo eran los ojos pintados en cada uno de los cuatro lados del cubo sobre la cúpula. Apuntaban a los cuatro puntos cardinales. Eran los ojos que todo lo ven, de mirada mística. Sobre ellos, el tercer ojo, el de la sabiduría. El aparente signo de interrogación que ocupaba el lugar de la nariz era el número uno nepalí, el término de la unidad, la unidad de todas las cosas. Otra versión apuntaba a que representaba a kundalini, la libido tántrica. Encima de esos rostros místicos, la espiral de trece niveles, los trece niveles que nos llevarían hasta la Iluminación. Los nueve primeros eran accesibles para cualquiera que se entregara a la oración y la meditación. Los siguientes precisaban de una ayuda especial. Sobre la aguja, el parasol.



Alrededor de la blanca estructura estaban los cinco Dhyami Budas. Cuatro coincidían con los puntos cardinales mientras que el quinto significaba la dirección del centro. Entre cada uno de ellos, los cuatro consortes de Buda, todos dorados y finamente decorados.

Otro elemento que provocaba una especial admiración eran los rollos de oraciones que rodeaban el círculo de la stupa. Los feligreses los accionaban con sus manos. Avanzaban y pasaban de uno a otro generando la oración que llevaban dentro. Era un rezo continuo. Pequeñas lamparillas con mantequilla de yak ardían con paciencia. Más banderines de oraciones daban color al conjunto.



La stupa era un estupendo mirador. La contaminación y las neblinas habían remitido y contemplamos la ciudad rodeada por las montañas. Las nubes blancas y algodonosas cubrían su parte superior. La ciudad se extendía sin fisuras hasta donde alcanzaba la vista.

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