-Kathamandú es la ciudad de la hermosura -continuó-.
Patan o Lalitpur, es la ciudad de las bellas artes. Bhaktapur, la ciudad medieval,
es la ciudad de los devotos. Hasta el siglo XVII fueron ciudades-estado
independientes.
Siguiendo el consejo del tío Luis, nos hospedamos en el Radisson, un cinco estrellas bien situado. La calle de acceso estaba repleta de tiendas que invitaban a salir de compras.
El mejor sandwich club del viaje lo tomamos en este hotel. El pan estaba tierno, el relleno era de gran calidad y la salsa lo suavizaba de forma extraordinaria. Mientras reponíamos fuerzas cayó una tormenta que impregnó el ambiente de ozono y humedad. Estábamos en la terraza cubierta del restaurante, a salvo de la lluvia. El chubasco era un espectáculo que nos regalaba el cielo para acompañar la comida. En un extremo de este espacio observamos un pequeño templo dedicado a Shiva.
El cansancio no impidió que abandonáramos nuestra habitación businnes class en busca de una primera impresión de la ciudad. Cambiamos moneda (un euro, 102,60 rupias nepalíes) en una casa de cambio que nos aconsejaron-cuanto mejor es el hotel, menor el tipo de cambio- y con un plano bastante rudimentario salimos a la calle.
Nuestro callejón desembocaba en una calle animada por bares y restaurantes. Nos quedamos admirados con la acera, un elemento poco habitual en el país vecino.
A los pocos minutos alcanzamos el palacio real.
Desde la Revolución de 2006, en que la guerrilla maoísta derribó la monarquía, el
palacio se había convertido en un museo. En él tuvo lugar un hecho trascendental
para el cambio de gobierno en el país. El príncipe heredero Dipendra asesinó a
once miembros de la familia real, entre los que se encontraban el rey y la reina.
Después, trató de suicidarse. Esas lesiones le provocaron la muerte a los pocos
días. Le sucedió su tío, Gyanendra, quien fue el último rey de Nepal. El magnicidio
aceleró la caída de la monarquía, que quedó abolida el 28 de diciembre de
Mi tío se despistó completamente. Si hubiéramos torcido a la derecha habríamos entrado en Thamel, el barrio más divertido de la ciudad. Bares, restaurantes, tiendas y montones de gente animaban sus calles, según todas las referencias. Últimamente, se había deteriorado ligeramente por las drogas. Aún así, era un barrio indispensable.
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