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Los saris son el color de la India 182 (2011). Jahangir


 

Krishna nos esperaba en la puerta para trasladarnos a nuestra siguiente etapa: la tumba de Itimad-ud-Daula, el Pilar del Estado.

Nos adentramos en el tráfico para cruzar el río Yamuna. Al otro lado se vislumbraban unos jardines que presagiaban tranquilidad. El paso por el puente fue muy lento.

-Me has hablado poco sobre Jahangir- le dije a mi tío mientras esperábamos a que fluyera el tráfico.

-Cierto. Quizá he sido injusto con él.

-Parece oscurecido por la figura de su padre.

-No cabe duda. Además, tampoco dejó obras arquitectónicas de relieve, como su hijo Sha Jahan. Sin embargo, fue un reinado plácido para sus súbditos, un periodo de paz y prosperidad. No hubo grandes conquistas, aunque tuvo el mérito de someter definitivamente a los Mewar. Su mayor pérdida territorial fue Kandahar en favor de los persas, aunque la plaza ya no tenía el valor estratégico de antaño.

-¿Cómo era el emperador?

-Se sabe poco de su infancia. Siguió la tendencia de su padre en religión, fue tolerante y se sintió inclinado al sufismo. A veces se incorporaba a las celebraciones en honor de Brahma y cedió a tres de los hijos de su hermano Daniyal a los jesuitas para que fueran bautizados. Era muy emotivo y propenso al llanto, impredecible en su ánimo. Capaz de la mayor dulzura y de la máxima crueldad.

-La influencia del alcohol y el opio.

-Desde luego. Sin embargo, no permitía a sus cortesanos que olieran a alcohol cuando se trataban asuntos de estado. Fuera de ese ámbito, le acompañaban en sus fiestas. Era jaranero.



Recordaba que sus hermanos Daniyal y Murad también se habían entregado a los excesos y murieron jóvenes. Akbar debió sentirse frustrado ante la perspectiva de entregar el gobierno a alguien de su sangre incapacitado por las drogas y el alcohol. La mala relación con su padre se tradujo en abierta rebelión contra él, que se repetiría con las rebeliones de sus hijos Khusrav y Kurram, el futuro Sha Jahan.

-Como su padre, era un gran aficionado a la caza. También, al arte, la caligrafía, la pintura y la poesía. Le encantaban los pintores europeos, de cuyas obras le proveían los jesuitas portugueses. Fueron los portugueses los que impidieron un mayor protagonismo de los ingleses en aquellos tiempos de sus primeros intentos por penetrar comercialmente en la India. El pionero fue Hawkins y la Compañía de las Indias Orientales. Después vendría el embajador Robert Roe. Se les veía como una potencia de segundo orden. Hasta que empezaron a cobrar protagonismo en el Mar de Arabia, esencial en las rutas comerciales y de peregrinos.

-Dicen las malas lenguas que la excesiva afición de Jahangir al opio le llevó a una situación insostenible y a la práctica incapacidad para gobernar. Ante esa situación, Nur Jahan, su esposa favorita, a la que califican de refinada y poderosa, tomó las riendas del imperio. Su mayor apoyo lo recibió de su padre, Mirza Chiyas Beg, quien ejerció de tesorero primero y de visir o primer ministro, después.

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