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Los saris son el color de la India 181 (2011). El Fuerte Rojo IV.


 

Nos asomamos al río. Al fondo, entre la bruma, estaba el Taj Mahal. Cuando Sha Jahan fue encarcelado en la torre Samman por su hijo Aurangzeb, siempre tuvo el consuelo de la vista de la última morada de su más querida esposa. También sería la suya con el tiempo. En este pabellón murió el rey enamorado.

Es probable que su confinamiento fuera abierto y reducido a determinadas estancias del palacio. Le acompañaba una pequeña corte, con su hija Jahanara, su harén, sus habitaciones. Lo más duro debió ser perder su orgullo. Él, que había disfrutado de la magnificencia, se veía confinado. Además, jamás fue visitado por su hijo. Cuando murió el 1 de febrero de 1666 su cuerpo fue depositado en un ataúd de sándalo y llevado en barca, sin ninguna pompa, hasta el Taj Mahal. No tuvo un funeral de estado, no acudió a ese último acto ningún emir.



Los muros se prolongaban hacia ambos lados. La altura era impactante. Una puerta permitía el acceso al río de las mujeres de la servidumbre.

El Khas Mahal asomaba al otro lado de la torre. Era la parte que daba al río del Anguri Bagh o jardín de las Uvas. Aconsejaban visitarlo de noche para sentir la antigua sensualidad del lugar. Los nichos en sus paredes estuvieron cubiertos en su tiempo por retratos de los emperadores. El rajá de Bharatpur se los llevó como botín.

El Anguri Bagh era un jardín rodeado por las estancias de la zenana. En su lado norte, el más cercano al Diwan-i-Khas, estaba el Shish Mahal o palacio de Cristal. Era el baño de la zenana. En sus momentos de esplendor brillaba a la luz de las velas que se colocaban en los huecos habilitados a esos fines.



Más al sur, el Jahangiri Mahal, que recordaba a la arquitectura de Fatehpur Sikri. Fue Akbar y no su hijo quien lo construyó en arenisca roja utilizando los mismos arquitectos de su ciudad de la victoria. El patio era imponente. Desgraciadamente, se encontraba deteriorado y los interiores despedían un desagradable olor. Los murciélagos formaban parte de la nueva corte. La decoración de pinturas y mosaicos se había evaporado.

Un último paseo por el patio del Diwan-I-Am fue el final de nuestra visita.

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