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Los saris son el color de la India 168 (2011). Las aldeas son la esencia de la India.

 


Aun nos quedaba una hora de trayecto hasta Agra y nuestro hotel. La carretera ofrecía unas grandes piedras al borde de la carretera que eran los kos minar o mojones que marcaban las distancias. Babar, el primer emperador mogol, planeó la construcción de una carretera entre Agra y Kabul que pasaba por Lahoré y que estaba jalonada por los kos. El kos era una medida equivalente a dos millas y media. Cada nueve kos se erigía un minar o torreta con un pabellón en lo alto. Cada diez kos, un yam o casa de postas para seis caballos. Estaban aprovisionados para los correos y con forraje para los caballos.

Después del peaje de la autopista pasamos un control de documentación. Quizá estábamos cambiando de estado.

En la carretera aparecieron manadas de búfalos que se dirigían a una de sus piscinas. La acumulación era tremenda. El camino lo asumían con pachorra. Todos los animales de la India son igual de pasotas.

En nuestro viaje no habíamos parado muchas veces para explorar el mundo rural. Tampoco lo había hecho mi tío en su anterior viaje aunque recordaba una anécdota cariñosa.

-Vijay, nuestro guía, no era partidario de dar limosna indiscriminadamente porque fomentaba una clase de mendicidad que era denigrante para su país. Sin embargo, nos exhortaba a que fuéramos depositando en una bolsa todas esas pequeñas cosas que nos sobraban o que nos regalaban en nuestros hoteles de lujo: jabones, gel, bolígrafos, libretas…Para nosotros eran un capricho sin importancia, mientras que para estas gentes eran objetos de primera necesidad y mostraban su agradecimiento por la entrega. Por eso, nuestra parada generó un torbellino de niños con la mano extendida. Vijay los ordenó en fila y fue depositando en cada mano uno de aquellos objetos. Evidentemente, los había más afortunados que otros, aunque todos daban las gracias con una sonrisa y una muestra de júbilo. Algunos intentaban arrebatar los objetos a los más pequeños, lo que era atajado inmediatamente por las mujeres de nuestro grupo que ejercían como madres por un instante. Para aquellos niños nuestra visita fue un acontecimiento. Para nosotros, algo más que una mera anécdota del viaje.

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