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Los saris son el color de la India 164 (2011). El mausoleo de Salim Chisti.

 


El patio era amplio. Contemplamos la sala de oración a la izquierda y la otra puerta a la derecha. Pero la joya era el mausoleo en mármol blanco de Salim Chisti, el santo que vaticinó la descendencia masculina de Akbar. Hacia él nos dirigimos. Las celosías filtraban la luz y aportaban un ambiente apacible al interior. Sin pesados que nos molestaran, gozamos del deambulatorio.

Contaba la tradición que las mujeres que querían descendencia ataban un hilo rojo en las celosías para conseguirlo. Nosotros no cumplimos el ritual, aunque sí me comentó mi tío que él lo realizó en su anterior viaje.

El interior del mausoleo gozaba de una decoración atrayente. El baldaquino con madera y carey que acogía la tumba estaba algo deteriorado y sujetado con celo en algunas partes. Unas telas desordenadas cubrían la superficie. Las paredes estaban decoradas con árboles de la vida pintados o incrustados en el mármol.


 

El edificio contiguo era el mausoleo de Islam Khan. El interior era un espacio lleno de tumbas. Simplemente, nos asomamos.

Salimos y un breve paseo nos llevó hasta las taquillas de la ciudad palaciega. Pagamos la entrada, lo que nos dio derecho a un refugio contra los pelmazos.

El recinto palaciego era amplio, lleno de espacios libres, descentralizado, sin grandes avenidas ni grandes edificios que destacaran constantemente en un golpe de vista. Muchos de los edificios estaban unidos formando una ruta hacia un punto imaginario. Fluían juntos como una concatenación que formaban las calles.

Se accedía a la ciudad por ocho puertas. Una de ellas era la Puerta de Agra. Entre ésta y la ciudad se encontraba el Chahar Suq, un edificio cuadrado que pudo ser el foco de un mercado o el lugar donde se recibía al emperador con música a la entrada de la ciudad. Destacaba también la Badshawi Darwaza.

Lo primero que visitamos fue el Palacio Jodh Bai, que albergaba el harén imperial. Fue construido para la esposa hinduista de Akbar. Estaba conectado por un viaducto con la zona de la torre del Hiram Minar. Estaba panelado para evitar que las mujeres de la corte fueran observadas en sus desplazamientos. El pórtico era atractivo. Los dos pisos estaban protegidos por aleros, cúpulas y chatris. Los interiores permanecían vacíos. Telas, cojines, tapetes y otros elementos fueron su decoración. Los nichos se utilizaban como armarios.

En honor de su esposa cristiana de Goa, Mariam Zamani, construyó el Palacio de la Esposa Cristiana. Cada esposa gozaba de su propio palacio, lo que acrecentaba el legado de esta ciudad.

 

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