Un grupo de jóvenes nos acompañó primero, nos siguió
descaradamente, después, y nos puso nerviosos hasta el punto de que mi tío perdió
los estribos y les gritó que se alejaran. No se inmutaron. Se rieron y continuaron
como nuestras sombras.
El agua del fondo tenía un color verde poco salubre. Su escasez dejaba al descubierto casi toda la estructura. Decían que era tan profundo para evitar que una persona recuperara una moneda que cayera en su interior. Quizá porque esa moneda tuviera un carácter de óvolo. Si desde luego alguien se atrevía a lanzar una moneda, al estilo Fontana di Trevi, no creo que tuviera muchos adeptos la persecución de la misma. Otra vez se apreciaba un tono mítico y probablemente protector.
En torno al pozo discurría una galería cubierta que formaba como un claustro abierto. Detrás de sus arcos se almacenaban montones de piezas de piedra con tallas de una gran calidad. Posiblemente adornaban el templo y el palacio. Era el museo al aire libre del complejo. Como la construcción principal se hundía en varios niveles dedujimos que de ellos se habían sacado.
A unos
Las columnas de la mandapa estaban talladas con motivos geométricos, florales y figurativos. En el interior, Nandi, la cabalgadura de Shiva, observaba un lingam negro cubierto parcialmente por hojas de plata. Una varilla de incienso se consumía lentamente y las flores que habían esparcido daban frescura.
Rodeamos el templo y continuamos asombrándonos con las escenas cortesanas que lo adornaban. Alguna vez todo el templo estuvo recubierto por ellas. Se conservaban bastante bien. Estaban numeradas, lo que hacía pensar en un trabajo de reconstrucción reciente. El interior también guardaba algunas joyas con frisos de escenas de dioses. La imagen de la diosa estaba ricamente vestida. Su cara era bastante terrenal.
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