Accedimos al patio del Mubarak Mahal, el palacio
auspicioso, que agrupaba una excelente colección de textiles que eran el
orgullo del lugar y el mejor exponente de las diferentes tradiciones de vestir,
con impresionantes ternos. Se podía estudiar la evolución de los vestidos y la
utilidad de los distintos tejidos. Combinados con joyas daban un resultado que
cualquier occidental hubiera admirado. Porque la corte de Jaipur era famosa por
su excelente colección de joyas. Las mejores piezas se remontaban a la época de
su alianza con los emperadores mogoles. Las joyas se guardaban en una fortaleza
sobre Amber y eran custodiadas por el clan de los Minas. Incluso el príncipe tenía
limitado su acceso a tres ocasiones durante su reinado.
-El último príncipe de Jaipur estuvo vinculado con España -apuntó mi tío mientras hacíamos una parada.-Cuando el país ganó la independencia, Man Singh II se incorporó a la Gran Unión de Rajastán y fue nombrado rajpramuck, jefe de estado. Posteriormente, fue revocado el título y marchó a España como embajador del nuevo país. Estaba claro que su gran personalidad y su prestigio ensombrecían a los nuevos amos del país.
Habíamos comprado el libro de la biografía de Gayatri
Devi y, aunque la traducción era bastante mala, la historia de amor era bonita.
Man Singh II había sido adoptado por su tío, su predecesor. Era una práctica
habitual entre los príncipes cuando carecían de heredero. Compatibilizó sus deberes
de estado con la práctica del polo, siendo uno de los mejores jugadores de su
tiempo. Aunque se había casado dos veces por imposición de su cargo, pidió la mano
de la elegante y sofisticada Gayatri Devi, una princesa del estado de Cuch
Bihar, en el nordeste de la India. No se veía con buenos ojos que un príncipe rajput
se casara con una princesa que no fuera de Rajastán, como marcaba la tradición.
Los padres de ella querían que su hija fuera algo más que tercera esposa. Pero
venció el amor y se convirtieron en una de las parejas más glamorosas y queridas
de la India.
De regreso a la India, y ante los abusos del Partido del Congreso, un nuevo partido pidió a Gayatri Devi que se incorporara a sus filas y se presentara al parlamento. Su éxito fue arrollador. Otros antiguos príncipes se incorporaron a la política activa y ello fue observado con recelo por Indira Gandhi, que tomó la decisión de despojar de sus privilegios y rentas a aquéllos. En el caso de la princesa de Jaipur, le costó una breve temporada en la horrenda cárcel de Tihar, en Delhi, por supuestos delitos fiscales.
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