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Los saris son el color de la India 143 (2011). La ciudad Rosa y el palacio de los Vientos.


 

Tráfico fluido. El puente cobraba el milagro de un tráfico sin incidencias, nada que ver con el sufrido el día anterior. Nuestra preocupación se trasladó a si sería posible hacer compras. Las tiendas y puestos estaban casi todos cerrados. 

Había amanecido cubierto, muy escocés el cielo. Las posibilidades de lluvia a lo largo del día crecían exponencialmente. No le faltaría razón al cielo en sus anuncios.

-En 1876 tuvo lugar la visita del Príncipe de Gales a Jaipur -comentó mi tío-. Para esa ocasión se pintó la ciudad de rosa, color de la hospitalidad, que se mantendría posteriormente y que acabaría otorgando su apelativo a la ciudad.

Para conmemorar aquella visita regia fue construido el Albert Hall, inaugurado en 1887 y posteriormente convertido en un museo. Habíamos pedido a Krishna que nos acercara para contemplarlo con algo más de detenimiento. Estaba rodeado por un hermoso jardín con la estatua de Nehru y por el jardín botánico. El edificio de Sir Swinton Jacob parecía un palacio hindú con algunos toques británicos.



El primer lugar que visitamos fue el Hawa Mahal, el palacio de los Vientos, el más conocido de los palacios de las mujeres y la fachada que servía de emblema a la ciudad. La fachada la formaban 953 ventanas de mármol calado. Desde esa filigrana en piedra las mujeres podían espiar sin ser vistas. La realeza femenina se asomaba a la calle para contemplar la actividad diaria o las celebraciones que pasaban ante este palacio construido en 1799 por Madho Singh. De cinco pisos, era una construcción estrecha, casi un simple decorado de una habitación de profundidad. Era parte del palacio de la Ciudad con el que se comunicaba a través de un pasadizo.

 -En mi anterior viaje no pudimos parar. Has tenido más suerte.

Quizá por ser nuestro vehículo un turismo o por ser festivo hacían una excepción. De otra forma las aglomeraciones serían tremendas y el tráfico de la calle del bazar se colapsaría continuamente. Toneladas de turistas, cámara de fotos en ristre, acribillaban la fachada. Aplazamos la visita al interior para la tarde y eso fue nuestra perdición.

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