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Los saris son el color de la India 130 (2011). La noche y Octopussy (con permiso de James Bond).



La tarde nos ayudó a recuperarnos. Un buen baño, una cerveza, una siesta tardía y un paréntesis en la actividad viajera.

Al inicio de la noche tomamos un tuk tuk que no estaba alimentado por energía solar, como los que formaban la flota del maharana, y nos depositó junto al templo Jagdish, en plena ebullición de una ceremonia. Nos infiltramos por las calles, nos colamos por algún rincón por donde habíamos pasado en motocarro y buscamos dónde cenar.

Por la tarde habíamos visto varios edificios con restaurantes en las azoteas. Fuimos explorando, subimos a un par de ellos pero estaban demasiado solitarios. Sin embargo, en el tercero, encontramos bastante gente, mochileros jóvenes contemplando las estrellas o viendo Octopussy con un volumen atronador. El hotelito tenía cierto atractivo.


 

Fue la cena más barata del viaje, 350 rupias (algo más de 5 euros). La cerveza era la mitad del precio. Además, pudo ser más barata porque se equivocaron en el cambio y nos dieron de más. Nos dio corte y les advertimos del error.

Los hoteles estaban iluminados y proyectaban sus luces sobre la superficie del agua en un efecto mágico, místico. La ciudad también relucía, especialmente el palacio. Udaipur era una ciudad animada por la noche. La shikhara del templo estaba muy cercana.

Junto a una tienda bautizada como Little Armani tomamos el transporte de regreso.


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