A lo lejos, sobre las montañas del oeste,
encaramado a un pico, vislumbramos el palacio del Monzón, otro de los lugares
que aparecía en la película de James Bond. La orilla oeste estaba poblada de
suntuosos hoteles. El turismo había tomado fuerza en la ciudad.
La isla de Jagmandir acogía otro palacio reconvertido en hotel. Lo había construido Karan Singh en 1620. Dicen que el emperador mogol Sha Yahan se inspiró en él para el Taj Mahal. Regresaba la soberbia vista del palacio de la ciudad.
Desde lejos era una banda clara sobre el lago de
la que sobresalían las palmeras y una alta cúpula. Junto al embarcadero
esperaban cuatro elefantes de piedra con la trompa elevada en un saludo universal
a los visitantes. Los banderines ondeaban al viento, una brisa suave y constante.
En este lugar se refugió el príncipe Khurram, futuro Sha Yahan, tras revelarse contra su padre Jahangir. Le acompañaban su esposa, Mumtaz Mahal, y sus hijos Dara y Aurangzeb. Este último también llegó a ser emperador. Se alojaron en Gul Mahal, el edificio coronado por una cúpula que dominaba la isla. Cuando tres años después fue coronado emperador, fue generoso con quienes le habían acogido.
Las mesas del restaurante estaban vacías. Nos asomamos al spa, nos dimos una vuelta por el espacio inmediato y subimos a un mirador para contemplar la espléndida panorámica de la ciudad y el lago. Continuamos hacia los jardines, observamos otras construcciones de pabellones abiertos, de elegantes chattris.
De regreso, las murallas sobre la montaña permanecían casi tapadas por un grueso bosque.
0 comments:
Publicar un comentario