Los saris son el color de la India 75 (2011). Gadi Sagar, el lago sagrado II

 

En el centro del lago se alzaba un pabellón o un templete que formaba una peculiar isla. Se decía que allí se reunían las mujeres, en otro tiempo, para charlar.

Caminamos hacia la derecha para estudiar las construcciones cuyos arcos se asomaban al lago. Los interiores estaban vacíos y sucios. En algunos, los escalones bajaban hasta la orilla, lo que reforzaba el carácter ritual de los mismos. Desde el extremo, la vista del conjunto era soberbia. Hasta aquel extremo no se acercaron otros turistas. Un chaval que vendía postales esperaba nuestro regreso. Se respiraba paz y placidez.

Hasta Gadi Sagar llegaba la procesión del festival de Gangaur, que se celebraba en marzo. Homenajeaba el matrimonio ideal representado por Shiva y Parvati, su esposa. A ellos estaba dedicado uno de los templos. En el festival participaban todas las mujeres de la ciudad, menos las vírgenes. Las recién casadas lo hacían con una especial intensidad. Aquí ejecutaban las danzas rituales que denominaban ghoomar.

Nos acercamos al templo de Shiva. Los perros deambulaban entre los templetes de forma cansina. Un santón nos saludó desde la sombra. La entrada estaba adornada con curiosos relieves y una luna entre dos dragones. Deberíamos haber tocado la campana adornada con una guirnalda de flores para despertarle. Su cabalgadura, el toro Nandi, guardaba la puerta. Avanzamos hasta la representación de Shiva como lingam-yoni, que era su vertiente creativa. Era la deidad de la reproducción. El lingam representaba el falo mientras que el yoni sería el órgano sexual femenino.