La primera visita del día fue a Gadi Sagar. Era un
lago artificial (ese es el significado de sagar, lago) creado al embalsar
las aguas. Construido en 1367 por el maharajá Gadsi Singh, fue el depósito de agua
que abasteció a la ciudad durante siglos. Dado el valor del agua en las zonas
desérticas, el lago era considerado sagrado y estaba rodeado por templos, palacios,
cenotafios y otras pequeñas construcciones que formaban un conjunto singular,
hermoso e interesante. En la actualidad había perdido su función esencial y se
había convertido en un lugar de recreo y una atracción turística. Un paseo por
sus aguas en patín o góndola era uno de sus divertimentos.
Desde la entrada hasta la puerta monumental discurría una amplia avenida, como un camino ceremonial, más comercial que solemne. Asomaban las primeras construcciones silenciosas y deshabitadas. El calor era espeluznante y la humedad la notamos pronto pegada al cuerpo. Los rayos del sol iluminaban la arenisca dorada.
Al frente quedaba Tilon-ki-Pol, la puerta ceremonial
que bien podría ser un palacio. Fue construida por una prostituta que ofreció
el dinero que se precisaba para darle vida. El maharajá se opuso alegando que
le obligaría a pasar bajo la puerta, lo que juzgaba indigno. La prostituta se
valió de una treta para salvar este obstáculo. En una de las ausencias del
príncipe la edificó y colocó un templete en favor de Krishna. La presencia de la
divinidad la protegió de la ira destructiva del mandatario.
Desde la puerta se extendían, en torno a la
orilla, las construcciones, salvo en la zona opuesta del lago. Elucubramos sobre
las razones de la ausencia de edificios. Si el lugar se destinaba a ceremonias
funerarias, la orilla contraria era la de la salida del sol y, por tanto, ajena
a la muerte. Quizá el terreno no fuera propicio técnicamente o fuera poco
auspicioso.
0 comments:
Publicar un comentario