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Los saris son el color de la India 68 (2011). Havelis de Jaisalmer.


 

La calle se fue estrechando. Otros havelis de base modesta y balcones de tallas portentosas e historiadas se acumulaban a ambos lados. Un caos de cables afeaba sus fachadas. Las puertas y las ventanas eran también buenos trabajos de madera. Esvásticas y signos OM se repetían en los dinteles y en las paredes blancas. Niños y mujeres se asomaban a nuestro paso. No había tiendas. Era zona residencial.



Casi todas las casas exhibían azulejos con la imagen de Ganesh o pinturas de esta simpática divinidad con cabeza de elefante. El hijo de Shiva y Parvati es el dios de la sabiduría y la buena suerte. Es el eliminador de obstáculos. Protegía los hogares y les aportaba prosperidad. Sus cuatro brazos sostenían sus atributos: la soga, para conducir a los devotos hacia el sendero de la verdad; el hacha, para cortar las ataduras perecederas de los devotos; el laddu, un dulce para recompensar a sus devotos. La cuarta mano estaba extendida para bendecir. Ganesh nació del rocío del cuerpo de Parvati mezclado con polvo. El origen de su cabeza fue un malentendido con su padre. Shiva se había ausentado en el momento de su nacimiento por lo que no pudo reconocerle la primera vez que se encontraron frente a frente. Shiva intentó entrar. Su hijo le negó el paso. Tenía órdenes de defender el hogar de su madre. Su padre montó en cólera ante el joven desconocido que le negaba el acceso a su morada, con lo que le cortó la cabeza. Parvati rogó a su exaltado marido que devolviera la vida a su hijo y Shiva así lo hizo para contentarla. Le puso la cabeza del primer ser que encontró, que no era otro que un elefante.



Nathmal-ki-haveli fue construido en el siglo XIX por dos hermanos. Las alas no eran iguales ya que compitieron porque su ala fuera más hermosa que la del otro. También fue residencia de un primer ministro. En la entrada, dos elefantes de arenisca daban la bienvenida. La presencia de estos animales en la entrada era bastante habitual y tenía su simbolismo. Representaban los paquidermos la devoción, la paciencia, la lealtad, la verdad. Su volumen y prestancia era permanencia y se movían con parsimonia, ajeno su ritmo al del mundo. Prosperidad y buena fortuna simbolizaban en las épocas de paz. Cuando cambiaba la tendencia demostraban que eran valientes cumplidores con ilusión de las tareas que se les encomendaban. Estos permanecían imperturbables.

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