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Los saris son el color de la India 62 (2011). Dioses protectores.

 


Nos dirigíamos dirección sudoeste. Nuestro dios protector era, por tanto, Surya, el dios del sol. El sol acaparaba 108 nombres: Aryaman, Bhaga, Vivasvat…Cada punto cardinal era protegido por uno de los dioses principales. Indra, el rey de los dioses, al este; Varuna, el dios del agua y el océano, al oeste; Kubera, el de la riqueza, al norte; Yama, dios de la muerte, al sur; Chandra, la luna, al nordeste; Vayu, dios del viento, al noroeste; y Agni, dios del fuego, al sureste. Nuestro viaje por Rajastán nos haría cambiar de dios protector según la orientación de nuestro trayecto.

El toque industrial lo ponían las chimeneas de las fábricas de ladrillos, una vez más, y una factoría en el horizonte. Rompían la monotonía. La sensación de haber pasado ya por ese paisaje era evidente. Sin embargo, mi tío dejaba perdida la mirada y escrutaba hacia la lejanía. Si descubría algo interesante me sacaba del ensueño con un ligero toque en el brazo. A veces el espectáculo era simplemente un hombre sacando agua de un pozo. Un análisis más profundo establecía que ese era parte del secreto de supervivencia.

Ante la falta de acontecimientos, los dos entramos en trance y recuperamos fuerzas. Las tripas de mi tío se aposentaron y mejoraron respecto del despertar.

Nos sacó del trance la visión de un choque frontal entre camiones. Estaban volcados a ambos lados de la carretera. Parte de la mercancía quedó esparcida por la cuneta. Había algo apocalíptico en aquella visión monstruosa del siniestro. Esa era la consecuencia de conducir continuamente en las carreteras de forma temeraria. Las invasiones de carril se pagaban.

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