Mi tío había comentado que la salida de Delhi era
bastante densa. Calculaba más de una hora de atasco. Sin embargo, el tráfico
era fluido, agradable. Un domingo a las 10.30 circulaba poca gente. Quizá
estuvieran equivocados sobre el momento poco auspicioso. Lo cierto es que llegamos
en un momento al aeropuerto Indira Gandhi, terminado un año antes para los Juegos
de la Commonwealth. En la terminal 3 realizamos las gestiones y cuando nos
entregaron las maletas estuvimos a punto de buscar una imagen de Ganesh, dios
de la sabiduría y la buena suerte, para agradecer los buenos oficios. Por algo
es el patrón de los abogados, nuestro gremio.
A las 11 de la mañana, con maletas y con la misma ropa del principio del viaje, a la que le habíamos tomado cariño, nos lanzamos por una excelente autopista bastante despejada. Rápidamente extrapolamos la velocidad y los kilómetros y nos imaginamos en Mandawa a primera hora de la tarde. Desconocíamos cómo iban a ser las carreteras.
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