Observamos la estatua de
Savonarola, cuyo rastro ha quedado en otros lugares de la ciudad. Intentó la
regeneración de Florencia, consumida por la corrupción y el vicio. Los más
pobres vieron en él al profeta de los últimos tiempos: sus profecías se
cumplían.
Después de mis primeras lecturas
adquirí la convicción de que Girolamo Savonarola fue un fanático que sometió a
un paréntesis de oscuridad a la luminosa y artística Florencia. Sin embargo,
tras la lectura de Savonarola y España, de Julia Benavent, de la que
extraigo textos y conceptos, cambió mi idea sobre una personalidad mucho más
poliédrica e interesante de lo que me imaginaba. Fue un reformador en una época
convulsa. Savonarola nació en Ferrara el 21 de septiembre de 1452. Estudió en
Bolonia, ya como fraile dominico, y tuvo una gran formación en todos los
ámbitos, especialmente en retórica y oratoria, lo que le sirvió para
convertirse en uno de los grandes predicadores de su época.
Su vocación fue verdadera. No se
incorporó a las filas de la Iglesia para medrar o mejorar su posición social.
En la carta de despedida que escribió a sus padres dejó claros sus motivos:
La gran
miseria del mundo, la iniquidad de los hombres, los estupros, los adulterios,
los latrocinios, la soberbia, la idolatría, las blasfemias crueles; que los
tiempos han llegado a un punto, que ya no hay nadie que haga el bien… ¿No
habría sido una ingratitud la mía, después de rogar a Dios que me mostrara el
camino recto por el que caminar, y que él se hubiera dignado a mostrármelo, que
yo no lo hubiera aceptado?
Tras una primera estancia en
Florencia entre mayo de 1482 y 1487, regresó en 1490. En ese primer periodo
“una iluminación divina le hizo comprender que la iglesia de Dios sería flagelada”
-escribió Julia Benavent. “A partir de este momento -continúa Benavent- comenzó
a pensar seriamente en la purificación de la Iglesia, que sólo se salvaría
mediante un castigo divino”. La sociedad y la Iglesia se habían apartado del
buen camino. Ese era el ambiente en Florencia en 1490.a donde regresa a
instancias de Lorenzo de Médicis como lector conventual. La prosperidad había
atraído la inmoralidad y la corrupción. Necesitaba un cambio profundo.
Savonarola fue elegido prior del
convento a mediados de 1491.
0 comments:
Publicar un comentario