El mural giraría entorno a “la
lucha por el estandarte en el momento culminante de la batalla”, como destaca
Isaacson. Rostros gritando, soldados peleando a muerte, brutalidad, el caos que
mezclaba cuerpos y caballos, movimiento frenético, intensidad, dramatismo
extremo serían sus señas de identidad.
Pero el encargo se le atragantó.
No avanzaba a buen ritmo y ello, junto con su desgraciada fama de dejar
encargos sin concluir, causó alarma. Se encresparon los ánimos e incluso llegó
a pedir dinero a varios amigos para devolver los adelantos y renunciar al
encargo. Al final le convencieron para que siguiera.
Las técnicas que pretendió
utilizar, innovadoras, con pigmentos y barnices al óleo, le jugaron una mala
pasada. En junio de 1505 una tremenda tormenta lo destrozó casi todo. Quizá
influyó más en su decisión de abandonar la imposibilidad de perfección que el
espacio y sus condiciones le imponían.
A Miguel Ángel le asignaron la
Batalla de Cascina, otra victoria en el campo de batalla, esta vez frente a
Pisa en 1364. Como tampoco fue concluida la conocemos, nuevamente, por copias
de los cartones, como el del discípulo del autor, Bastiano de Sangallo.
Miguel Ángel optó por el momento
en que se alerta a las tropas florentinas del ataque enemigo. Los florentinos
estaban bañándose en el Arno, lo que permitía la habitual profusión de desnudos
del autor. Las figuras tenían un aspecto escultórico. Se movía mejor como
escultor que como pintor.
En la primavera de 1505 aun no
había iniciado el mural y recibió la llamada del Papa Julio II para que
acudiera a Roma a esculpir su tumba. Regresó a Florencia en abril de 1506. Se
marchó poco tiempo después. Y el soberbio enfrentamiento artístico entre dos
concepciones de la pintura no se ejecutó.
Los frescos son de Vasari y su
escuela, que realizó seis escenas de gran impacto en el visitante. El techo de
casetones y cuadros es espectacular. Observa las esculturas junto a las
paredes. Destaca el Genio de la victoria, de Miguel Ángel, que estaba
destinada a la tumba de Julio II. Algún acto va a tener lugar porque está
repleta de sillas y se prepara un coctel. La sensación de poder es inmensa. La
luz se filtra, reina una penumbra teatral. Tómate tiempo para admirar la sala.
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