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Por el corazón de la via Francigena 58 (2014). Santa María Novella III


 

El espacio, sin bancos, es amplio. Las columnas lo dividen en tres naves. No hay capillas laterales, aunque sí excelentes cuadros. En la base de la cruz latina, el Nacimiento de Cristo, de Botticelli. Desde el púlpito, en el lado de la izquierda, la Trinidad de Masaccio, con un uso revolucionario de la perspectiva; la Resurrección, de Vasari y San Jacinto, de Allori. La Última Cena del refectorio era también suya.

Hacia el frente, topa la vista con un crucifijo de Giotto. La capilla Mayor o Tornabuoni, es la más espectacular. Está decorada por Ghirlandaio y quizá por su alumno, Miguel Ángel. El maestro yace en el cementerio viejo. Entre 1485 y 1490 pintó las series de la vida de la Virgen y San Juan Bautista y retrató en los acompañantes de esas escenas a sus contemporáneos y a miembros de la rica familia benefactora. La hermosa e inteligente Giovanna Tornuabuoni está representada en la Visitación. Un cuadro con la misma protagonista se conserva en la colección del Thyssen de Madrid.



A la izquierda, la capilla Gondi, con un crucifijo de Brunelleschi y más a la izquierda, la capilla Gaddi. Y en el extremo, subiendo las escaleras, la capilla Strozzi, con frescos de Narno di Cione y un retablo de su hermano, Andrea Orcagna.

En la sacristía destaca otro crucifijo de Giotto y las mayólicas de Andrea della Robbia.

Filippo Strozzi encargó la decoración de la capilla contigua a la Mayor, a la derecha, a Filippino Lippi (el que terminó los frescos de la capilla Bracacci), quien ejecutó unas hermosas escenas de la vida de San Juan Evangelista y de San Felipe apóstol. Más a la derecha, la capilla Bardi y subiendo las escaleras, la espectacular capilla Rucellai, del siglo XIV con los frescos que representan el infierno y el paraíso, de Orcagna. Y una virgen con el niño de Nino Pisano. Aquí estuvo la virgen Rucellai, de Duccio di Buoninsegna, que hemos visto en los Ufficci.



Lo mejor sería seguir hacia la antigua farmacia, comprar un perfume o algún ungüento y tratar de organizar y asimilar la Biblia y las vidas de santos en imágenes, los nombres de tantas nobles familias y de tantos ilustres artistas. Stendhal regresa a primera hora de la mañana. Y continuar hacia el Duomo no es la mejor manera de combatirlo.


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