Por supuesto, subir a San
Miniato es demasiada penitencia. Su fachada brilla en lo alto tapada por los
árboles. Regresar al hotel en autobús es casi una ofensa. No se puede renunciar
a lo que está entre la plaza y el hotel. La luz aún define los volúmenes.
Por Ponte alle Grazie, recto,
alcanzamos la plaza de la Santa Croce. Junto a la iglesia, una estatua de Dante
Alighieri, el gran poeta toscano. En el interior, un grupo escultórico le
homenajea. No está su tumba, que el año pasado visitamos en Rávena. Murió en el
exilio.
Dante aprendió filosofía
escolástica en la Santa Croce y en Santa María Novella. Vivió una época
convulsa. Los güelfos, partidarios del Papa, habían triunfado sobre los
gibelinos imperiales. Los güelfos se dividieron en dos facciones, los blancos o
moderados, a los que pertenecía el poeta, y los negros.
En el Canto VI del Infierno, de
la Divina Comedia, retrata esa lucha: "tras grandes discusiones llegarán a
verter su sangre y el partido salvaje arrojará al otro partido causándole
grandes pérdidas. Luego será preciso que el partido vencedor sucumba al cabo de
tres años y que el vencido se eleve merced a la ayuda de aquél que ahora
ensalza. Esta facción llevará la frente erguida por mucho tiempo teniendo bajo
su férreo yugo a la otra, de la que me lamento y avergüenzo. Aún hay dos
justos, pero nadie los escucha. El orgullo, la envidia y la avaricia son las
tres antorchas que han inflamado los corazones".
Son palabras de Ciacco,
condenado por el pecado de la gula, al que Dante le pregunta dónde irán a parar
los habitantes de Florencia tan divididos en bandos. Amada e ingrata Florencia.
Atravesamos el entramado
medieval hasta el museo del Bargello, excepcional museo de escultura con un
hermoso patio y una torre que marca su posición. Fue el primer ayuntamiento de
la ciudad, cárcel y lugar de torturas y ejecuciones. Quizá de los compañeros de
Dante. Le recordamos en el canto VI del Purgatorio: "Florencia mía: bien
puedes estar satisfecha de esta digresión que no te alcanza, gracias a tu
pueblo que tanto procura por ti. Hay muchos cuyo corazón es justo, pero su
justicia es tardía, porque temen disparar el arco imprudentemente”.
Enfrente está la Badia
Fiorentina (la Abadía Florentina), de la Fraternidad de Jerusalén. Era la
parroquia de su gran amor, Beatriz, a la que contempla en misa y de la que
quedó inmediatamente enamorado, según consigna en la Divina Comedia.
Este era el barrio de Dante. Su
casa-museo y la parroquia de Santa Margarita, donde fue bautizado, están a un
paso. Realmente no es su casa aunque no estaría lejos de este lugar y siempre
se puede venir en peregrinación para un sentido homenaje. Saludamos a su busto
de piedra.
Y procuramos no entretenernos
mucho más para aprovechar un rato de descanso.
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