Las capillas sobresalen en la
fachada. Accedemos a la cripta, con una exposición de fotografías de las
esculturas. Es aquí donde fueron enterrados los miembros ilustres de esta
familia. La capilla de los Príncipes es desenfrenado lujo que impresiona. No
fue acabada. Se aprecia en la parte superior del inmenso mausoleo repleto de
mármol. Se respira vanidad.
Más reducida de tamaño, aunque
más acogedora a nuestros sentidos, la Sacristía Nueva, encargada por León X a
Miguel Ángel en 1520, es el objetivo de nuestra visita. Es el inicio de nuestra
ruta en busca del genio de Buonarroti.
Imagen de Wikimedia Commons
Hasta el poderoso cae en las
redes de la muerte. La fugacidad de la vida, y del poder, está presente en las
esculturas que representan el día y la noche, la aurora y el crepúsculo, el principio
y el fin, el alfa y el omega. Figuras de hombre y de mujer, musculadas,
tumbadas y marmóreas acompañan a Lorenzo, el padre del Papa, y a Julián, su
tío. El caudillo y el pensador. La Virgen con el niño sobre las tumbas.
Otro proyecto de Miguel Ángel
que quedó inacabado. Otro Medici trató de que regresara. Servía a sus fines
políticos y artísticos.
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