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Por el corazón de la vía Francigena 8 (2014). San Gimignano IV. El interior de la Colegiata.

 


Carlos sabe que me he quedado con ganas de visitar la Colegiata. Hacia allí nos dirigimos en curioso zigzag que nos sumerge más en el carácter intemporal del pueblo.

La piazza Pecori, con el palazzo della Propositura y el museo de Arte Sacro, que está cerrado, está a la espalda del ayuntamiento. Uno de sus lados es una galería cubierta de la Colegiata que fue utilizada como baptisterio y que encierra una Anunciación de Ghirlandaio, pintor ilustre.

Quedamos impactados por los frescos. Toda la Iglesia está cubierta por ellos. Las iglesias italianas son más de frescos que de tallas. Siguiendo una distribución clásica, la nave norte, por la que hemos entrado, está adornada con escenas del Antiguo Testamento de Bartolo di Fredi. Es sorprendente la técnica y la mística de estas pinturas del siglo XIV, del Trecento, tiempos de cambio estético. Observamos los rostros, los amagos de perspectiva, el colorido, los grupos. En el lado contrario, el muro sur, el Nuevo Testamento, escenas de Cristo. Se atribuyen a Lippo Memmi, discípulo y cuñado de Simone Martini, quien quizá murió en la ciudad a consecuencia de la Peste Negra, y su taller. En el oeste, sobre la puerta principal, el Juicio Final con su reparto de premios y castigos. Es obra de Taddeo di Bartolo, que impacta con su expresividad. Acompañan todo ello dos esculturas de Jacopo della Quercia y el Martirio de San Sebastián de Benozzo Gozzoli.

Camellos y caballos, guerreros y soldados, ángeles y diablos, señoras con niños, ancianos y jovenzuelos, Lázaro a punto de resucitar, Cristo en la última cena, obispos y sabios, comitivas de donantes, el tetramorfos, tonos color siena que se mezclan con bellos rojos y azules, Adán y Eva que salen del paraíso por su pecado, Caín y Abel, Noé que desembarca a su prole de animales, la historia de Cristo, bellos ropajes de la época, tocados y joyas, todo un panteón de santos y personajes bíblicos. Nos movemos por las naves, caminamos extasiados, memorizamos, sentimos.

A la derecha de la cabecera, la capilla de Santa Fina y la decoración de Ghirlandaio. Este fue su primer gran encargo que se conserva de quien fue maestro de Miguel Ángel. El techo es un cielo estrellado. Los arcos alternan el mármol blanco y negro, un efecto que se repite en otros lugares.

Creo que nos hubiéramos ganado una copa de vino blanco Vernaccia, que tanto gustaba a los nobles, clérigos, papas y santos.

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