Cuenta una leyenda que la
división de la región de Chianti, famosa por sus vinos tintos, entre Florencia
y Siena se debió a la intervención de dos gallos.
Después de muchas luchas
cruentas se decidió que la frontera entre los dominios de ambas ciudades se trazaría
con un torneo entre caballeros. Allá donde se encontraran, tendría lugar. Cada
uno de ellos partiría al canto del gallo.
Los sieneses criaron un gallo
blanco y poco propenso a madrugar, mientras que los florentinos dieron poco
alimento al gallo negro que habían elegido. Este cantó antes del alba, lo que
permitió al caballero florentino avanzar más que su colega del sur, que tan
sólo avanzó cuatro leguas. Quizá por ello el emblema del gallo negro sobre
círculo rojo, el de las etiquetas de las inconfundibles botellas panzudas
forradas de mimbre y con un cordel que facilita su transporte, consagre aquel
hecho entre lo histórico y lo mítico.
Se repiten los campos de viñas
de uva Sangiovese, que en tres cuartas partes forma el caldo con otras uvas
Merlot y Cabernet. Las viñas se amoldan a sus palos verticales que trazan unas
geométricas sombras sobre los suelos verdes. Vino y arte, una fórmula con
duende, reza el artículo de la revista Travaler de Condé Nast.
Es un espacio de reductos de paz
con acogedoras casas de campo que huyen de las cámaras como los famosos de
verdad y se ocultan tras las colinas, los bosques o las sucesiones de olivos,
que ésta es tierra de buen aceite desde los ancestros.
Aún perduran las murallas que
recuerdan aquellos combates que hicieron intervenir a gallos y caballeros,
pequeños pueblos donde sería estupendo retirarse, villas reconvertidas en
hoteles con encanto y campos de esencias relajantes.
Pasan a nuestro lado en la
mañana del viernes, se desperezan con el sol que calienta sin enrabietarse.
Algún día habrá que internarse en esos pequeños pueblos de esencia
mediterránea, rodeados de viñas y olivos, en las bodegas de buenos caldos y
consagrarse al dolce far niente.
Por ahora, continuamos por la
carretera que nos deleita a media mañana. Embriagador paisaje. Como embriagan las
viñas antes de convertirse en vino.
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