Subimos unas escaleras hasta la
plaza del Duomo, una plaza viva, plagada de movimiento. En el lado sur, a
nuestra izquierda, el palacio Ducal, con la prefectura de policía. Al fondo, el
hospital de Santa María della Scala, en obras. Al norte, ahora oculto por la
catedral, el palacio Arzobispal, en estilo neogótico para armonizar con el
conjunto.
Dicen que la catedral se alza
sobre un antiguo templo dedicado a Minerva y sobre una iglesia anterior que
ahora constituye la cripta. Está consagrada a la virgen de la Asunción, como
otras muchas de la Toscana. Su estilo cabalga entre el románico, la parte
inferior de la fachada, y el gótico, en la parte superior.
-Se empezó en 1215, se paralizó,
se inició la catedral nueva, se abandonó el proyecto y se consolidó la idea
inicial con mármol blanco, verde y rojo, los colores de la bandera italiana.
Los monjes de San Galgano tuvieron mucho que ver con su impulso.
Nos pegamos al hospital y
admiramos la fachada de Giovanni Pisano, quien también realizó las estatuas de
los profetas y filósofos, y la armonía de esta obra maestra.
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