Porta Romana es imponente. Mis
vagos recuerdos de hace treinta años no reflejan murallas. Los recuerdos son
capaces de derribar muros sin que nos demos cuenta. El escudo de Cosme de Medici
campea en el interior de la monumental puerta.
Via Roma,
que cambia su nombre más adelante a via
Pantaneto y via Banchi di Sotto, nos
conduce al centro en un agradable paseo de un cuarto de hora. Es el primer
exponente medieval, la primera estampa, la primera sucesión de palacios e
iglesias. El Ospedale Psichiatrico San Nicolo nos da la bienvenida y,
ligeramente en ascenso, la basílica dei Servi, con un atractivo ábside y una
esbelta torre. Su interior, cómo no, acapara interesantes obras de pintores
locales que esperamos poder disfrutar.
La loba capitolina campea por
todas partes, subida a altas columnas, amamantando a Rómulo y Remo, los
fundadores de Roma. Los hijos de Remo, Senio y Ascio, según la leyenda,
fundaron Siena allá por el siglo VIII a. C. Huían de su tío Rómulo. Como
colonia militar romana se denominó Sena Julia. Vamos, que el origen de su
denominación fue romana.
-Saltamos hasta el siglo XII
para encontrar su despegue económico y político. En ese momento se sacude el
dominio de los obispos.
Tras la victoria de Montaperti
sufre la excomunión del Papa y los mercaderes se van pasando al bando de los
güelfos para defender sus intereses económicos. En 1269 será vencida la ciudad
por su eterno enemigo, con el que no le cabe más remedio que aliarse. Sin
embargo, ese revés marca el inicio de su época dorada. Y mucha culpa de ello la
tuvo la instauración en 1287 del Consejo de los Nueve, que rigió la ciudad
hasta 1355. El producto de su gobierno lo tenemos ante nuestros ojos: la plaza
del Campo.
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