La Compostela se obtiene en la Casa
del Peregrino, bajando por la calle Reyes Católicos y torciendo a la derecha.
Suponíamos que iba a ser un trámite rápido. Sin embargo, nos encontramos con
una cola considerable. Nos pusimos en ella, dejé a Jose y me acerqué a la
puerta para preguntar. El de seguridad iba dando números a las mesnadas de
caminantes. Una chica comentó que ya no daban números para ese día y que los
que entregaban eran para el siguiente a las 10.30, lo cual no nos solucionaba
nada ya que salíamos hacia Ferrol a las 9.30.
Jose hizo una nueva gestión y
hablamos con los que hacían cola. Yo me hubiera marchado, pero Jose insistió en
que esperáramos unos minutos. Y acertó plenamente. Al final, nos dieron número
y fuimos los penúltimos en gozar de la suerte de entrar y obtener la certificación
que nos acreditaba. El sistema me pareció bastante deficiente ya que sólo había
una persona para sellar las cartillas y expedir los diplomas. No parece que se
tenga en consideración la ilusión de tanta gente que esperaba de pie bajo la
lluvia con los pies destrozados y un gran cansancio.
Ya éramos “peregrinos con
papeles”, ya podíamos vanagloriarnos de nuestra pequeña hazaña. Era un pequeño
empujón a nuestra alma cautiva por ese espíritu del caminante que busca un
sentido y que ha avanzado hacia él por la fuerza de sus convicciones. Nos
habíamos ganado un premio.
Javier nos había animado a tomar
un café en el Hostal de los Reyes Católicos, el parador de cinco estrellas que
simboliza el lujo de Santiago. Allá que nos fuimos para cumplir sus deseos. Es
curioso que, en 1.999, año santo que compartí con mi hermana, mi cuñado y mis
sobrinos, también nos premiamos con una visita a esta joya gallega. Nos asomamos
al patio y nos sentamos en la cafetería a descansar un rato. El café nos supo a
gloria, quizá mezcla de la del pórtico y la del que finaliza el camino.
Observamos a las familias, al camarero que atendía a los clientes con
diligencia, a los niños satisfechos, a las parejas que intercambiaban
confidencias. Ritual cumplido.
Tuvimos tiempo para dar un paseo
y hacer algunas compras. Nos refugiamos en el hotel y descansamos un rato antes
de salir a cenar.
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