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Dos peregrinos en tiempo de pandemia 48 (Camino Inglés). Casa Avelina.

 


As Travesas (Las Traviesas), también pertenecía a la parroquia de Santa María de Beira. Cerca había un castro al que no pudimos rendir visita. Nuestra visita fue a Casa Avelina, un clásico del Camino Inglés. La Voz de Galicia le había dedicado un artículo bajo el título “Antes del Apóstol, Casa Avelina”.

Llegamos por casualidad. Nuestra intención era sellar las cartillas y continuar, pero nos acogieron con tanto cariño que pedimos unas bebidas isotónicas, charlamos un buen rato y compramos unos mecheros de recuerdo. No sé si fue Avelina o su hermana Mari Carmen quien nos puso una banqueta a cada uno para descansar las piernas. Cuando envié la foto, Juan recordó con cariño que a él también le agasajaron.



El bar era popular en la zona por los torneos de tute. Sin embargo, su fama entre los peregrinos procedía del trato familiar. Eran entrañables, un ciclón de cariño. “En este bar el peregrino se siente como un nieto en casa de la abuela”, rezaba uno de los comentarios que leí en Internet.

La vida de estas mujeres no había sido fácil. En 1994, según leí, ardió su casa, murió su padre y enfermó de cáncer su madre. Recibieron la ayuda y la solidaridad de sus vecinos y con ánimo infinito se rehicieron para seguir sirviendo a todo aquel que se aventuraba por esos lares.



Antes de reanudar el camino nos animaron a acercarnos a la capilla de San Roque, santo muy venerado en la zona, y del que se encargaban Avelina y Carmen junto al párroco. La capilla era pequeña y tan entrañable como nuestras benefactoras. Juan me mandó el texto de la oración a San Roque, que os traslado para que la rece quien quiera:

Dios y señor nuestro, que con admirable providencia has dado a tu Iglesia los santos para que fueran un modelo perfecto de todas las virtudes y los has constituido además en nuestros protectores. Escucha las súplicas que por mediación de San Roque te hacemos y alcánzanos las gracias y favores que te pedimos, si es para gloria vuestra y bien de nuestras almas. Amén.

Cerca había un enorme carballo al que aconsejaban abrazar para contagiarse de su energía. Aquí se celebró hace mucho tiempo una importante feria y decían que los feriantes que descansaban a su sombra vendían más que el resto. En el mismo entorno, el necesario cruceiro.

En 1871 tuvo lugar un hecho trágico. Los feriantes, campesinos y ganaderos se rebelaron contra los impuestos excesivos y la guardia civil, en su afán de defender a los recaudadores, disparó a la multitud, mató a varios hombres e hirió de gravedad a una mujer y el niño que llevaba en brazos.

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