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El blanco y tenue sortilegio del sol japonés 170. Templo Senso-ji II

 


Entre Hozomon y la puerta del Trueno, Kaminarimon, que era la que daba acceso a la calle, se levantaban dos hileras de comercios variados que formaban la peatonal Nakamise (tiendas internas sería su traducción). En sus tiendas se podía comprar de todo. La oferta era bastante pintoresca y no deberías perderte este pequeño espectáculo.

Perderse por las calles laterales también tenía su atractivo. Eran tranquilas y tradicionales. No encontramos el famoso Espejo de la Virtud, ubicado cerca de la comisaría de la Puerta Kaminari. La leyenda mantenía que no sólo reflejaba la imagen de la persona: también su verdadera personalidad. Los de corazón impuro que se reflejaban en el espejo provocaban que se empañara y el reflejo se distorsionaba. La imagen podía ser aterradora.[1]



Saliendo del templo y cruzando la calle se encontraba el Asakusa Culture Tourist Information Center, un edificio singular y moderno de atractiva arquitectura. En la parte alta, un mirador permitía contemplar el templo y la calle Nakamise y, hacia la derecha, el barrio de Ryogoku, con su puente histórico que también había sido representado en las estampas.

En ese barrio se celebraban los más famosos combates de sumo, que acogía el Ryogoku Kokugikan. En verano no había combates. Lo más visible era la Tokyo Sky Tree, la torre de comunicaciones de 634 metros (la torre independiente más alta del mundo) con un observatorio de primorosas vistas en lo alto. Al acercarnos a su emplazamiento, se apreciaba mejor su inmensa altura. Había sido construida con técnicas antiterremotos basadas en las pagodas. Justo al otro lado del río estaba el moderno edificio de la cervecera Asahi. La llama dorada de la azotea me pareció muy daliniana. Asahi también fue un periódico con ediciones en Tokio y Osaka y una marca de cigarrillos.

Aunque cruzamos el río Sumida no nos adentramos mucho por Ryogoku. Comparamos las estampas de Hiroshige con el puente y nos imaginamos los fuegos artificiales que se representaban en una de ellas.



[1] Así aparece en las notas de La Pandilla de Asakusa, de Kawabata, página 255.

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