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El blanco y tenue sortilegio del sol japonés 163. Castillo de Nagoya III.

 


Arturo hizo un comentario acertado tras la visita. Durante setecientos años poco había cambiado en el país en arte, política o economía. En el arte había evoluciones, nuevos estilos, cambios que apreciaban los expertos y mucho menos los que no lo éramos. Los edificios seguían una misma configuración, fueran palacios, templos, santuarios o casas particulares. Su distribución era parecida aunque la decoración era el elemento diferenciador.

Hubo períodos de paz alternados con guerras y disturbios, más internos que el producto de invasiones externas. Los mongoles no pudieron conquistar las islas en el siglo XIII. El pueblo trabajaba para mantener a una clase privilegiada.

Aprovechamos para dar un paseo por el parque Meijo, igual de atractivo que los otros parques urbanos.

El tiempo se había consumido y no era posible visitar el museo Tokugawa con las magníficas ilustraciones de El cuento de Genji.

Un taxi nos devolvió al hotel. El onsen nos ayudó a descansar.

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