Arturo hizo un comentario
acertado tras la visita. Durante setecientos años poco había cambiado en el
país en arte, política o economía. En el arte había evoluciones, nuevos
estilos, cambios que apreciaban los expertos y mucho menos los que no lo
éramos. Los edificios seguían una misma configuración, fueran palacios,
templos, santuarios o casas particulares. Su distribución era parecida aunque
la decoración era el elemento diferenciador.
Hubo períodos de paz alternados
con guerras y disturbios, más internos que el producto de invasiones externas.
Los mongoles no pudieron conquistar las islas en el siglo XIII. El pueblo
trabajaba para mantener a una clase privilegiada.
Aprovechamos para dar un paseo
por el parque Meijo, igual de atractivo que los otros parques urbanos.
El tiempo se había consumido y
no era posible visitar el museo Tokugawa con las magníficas ilustraciones de El cuento de Genji.
Un taxi nos devolvió al hotel.
El onsen nos ayudó a descansar.
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