El templo podría haber sido un
salón más. La habitación del buda iba precedida de una bien decorada sala para
orar.
Recordamos otro haiku de Sodo que parecía compuesto para
aquellas casas:
No tiene
nada
mi choza
en primavera.
Lo tiene
todo.
Murohogi
no Uta era una canción que se utilizaba para bendecir una nueva
casa. En el rito sintoísta se había mantenido la costumbre de bendecir la
tierra. Jichinsai era el rito para
que los espíritus de la tierra no causaran calamidades mientras se construían
los edificios. En la ceremonia de munaage
shiki el sacerdote bendecía el proceso de construcción hasta que se
colocaba el techo. Eran las ceremonias más habituales en el mundo de la
construcción y existía una firme creencia en que, de saltarse este tipo de
ritual, el futuro de la construcción no estaba asegurado. Cualquier protección
era poca en un país tan sometido a las inclemencias del tiempo y los
terremotos.
Continuamos hasta otras dos
casas, la de la familia Nagasse, la del médico del pueblo, y la de la familia
Kanda, que también visitamos por dentro. Después, nos dejamos llevar por el
entramado urbano hasta la calle principal y sus tiendas.
El regreso nos permitió disfrutar
del paisaje con un hermoso sol.
0 comments:
Publicar un comentario