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El blanco y tenue sortilegio del sol japonés 68. El Templo del Agua Pura IV.


Los edificios o pabellones recordaban a casas tradicionales. Muchas religiones se han inspirado en las casas del lugar para diseñar sus templos y sus dependencias. La casa de Tamura se convirtió en el hogar de Kannon. Al no haber explicaciones en inglés para determinadas construcciones era imposible saber su origen o utilidad. Lo que sí era evidente era su armonía y su articulación con la naturaleza que los acogía.
Los patios o los ámbitos no seguían un esquema lineal, imposible por el terreno en cuesta. Los ámbitos se sucedían en plataformas que albergaban el pabellón de los sutras, el del fundador, el Asakura… Hasta el Hon-do, el principal, el que acogía la imagen de Kannon y salvaba el desnivel con una impresionante estructura de andamios en madera. El premio era una espectacular vista sobre la ciudad de Kioto, a la derecha, y del bosque y la montaña al frente y a la izquierda. La terraza estaba atestada de gente buscando la foto perfecta.

Kannon era la encarnación de la misericordia, la denominación japonesa para Avalokitesvara, el más importante de los seres que posponían su propia salvación para ayudar a otros, uno de los bodhisattvas. A veces he pensado que serían como nuestros santos, salvando las distancias. Los bodhisattvas eran muy queridos y adorados por esa generosidad innata. Kannon originariamente había surgido con forma de hombre pero con el tiempo se le fue considerando una mujer y esa era la representación más habitual.
Los budistas necesitaban esas representaciones. Les desconcertaba el nirvana como algo abstracto. La creencia de que se podía acumular mérito con las buenas obras, la idea de que hubiera un orden moral invisible gobernando el universo reconfortaba a los fieles, que serían recompensados en esta vida o en la siguiente.

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