Atracó un barco de pasajeros
mientras descansábamos y tomábamos un refrigerio en la cafetería de la
terminal, pero nuestra atención se centraba en un largo barco, elegante, el
Hikawa Maru, que desde 1930 hasta 1960 realizó la línea
Yokohama-Vancouver/Seattle.
A este puerto llegó Vicente
Blasco Ibáñez en el otoño de 1923, poco tiempo después de la destrucción de la
ciudad por el terremoto de Kanto, el mismo que destruyó Ginza y otros barrios
de Tokio. Su descripción era sobrecogedora.
A orillas del puerto fuimos
caminando hasta el parque Nihonmaru y el museo marítimo. Exhibía un hermoso
buque escuela que contrastaba con las altas torres de los alrededores.
El perfil de rascacielos era
Minato Murai 21, el símbolo más visible del progreso de la ciudad. Su signo más
destacado era la Yokohama Landmark Tower, de 298,5 metros, el rascacielos más
alto de Japón, que superaba al ayuntamiento de Tokio. Su propietario era
Mitsubishi Estate. El ocio se materializaba en la noria Cosmo World Ferris
Wheel y la pujanza económica en el edificio con forma de vela del hotel
Intercontinental. Yokohama trataba de competir con la cercana Tokio.
Paseando por el parque,
observando edificios altos y modernos, acompañados por familias y parejas que
pasaban sus últimos días de vacaciones nos encaminamos hacia el tren para nuestro
regreso.
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