Museo de Artes Decorativas de Madrid
INFORME
CLÍNICO
Historial: 69/2020.
Paciente: Atleta
Michirón (alias).
Fecha de nacimiento:
2/6/1964 (aunque aparenta más).
Domicilio:
XXX…(censurado por aplicación de la Ley Orgánica de Protección de Datos).
Entidad aseguradora: La
Pendiente.
Antecedentes personales.
El paciente acude a nuestra
consulta con problemas psicomotrices en fecha 11 de mayo de 2020, tras no
remitirle ciertos dolores generales que serán concretados más adelante.
Confunde al celador con el
médico.
Presenta un carácter poco
atlético (fofo), con dos lorzas de carne a modo de michelines (el paciente los
denomina “agarraderos del amor”) causados por la inactividad durante el
confinamiento. La ingesta de comida y bebida que refiere es desordenada, brutal
y continuada. Comenta que ha descubierto su vocación culinaria preparando
platos complejos y saturados de grasas. Para ayudar a dicha ingesta salvaje se
ha visto obligado a sustituir los dos litros de agua diarios aconsejados por
seis latas de cerveza, media botella de tintorro peleón y dos gin tonics bien
cargados.
Refiere cierta acidez. Se le
aconseja acudir al especialista de digestivo.
Exploraciones.
La analítica practicada refleja
niveles escandalosos de ácido úrico y colesterol que se salen de las gráficas
al uso.
Preguntado por el tracto
intestinal refiere que ventosea con mucha frecuencia y resonancia, lo que ha
provocado las quejas de los vecinos.
Se le ausculta y no se alcanzan
resultados susceptibles de aprovechamiento por la capa de grasa existente.
Al subir a la báscula, la misma
no imprime el peso sino el aviso siguiente: por favor suban de uno en uno. Se
le calculan unos 115 kilogramos que para su estatura de 170 centímetros es
estruendosamente preocupante.
El pulso es normal.
Sin cirugías previas.
Al preguntarle si practica
deportes, saca su carnet del Rayo Vallecano y la suscripción a una plataforma
digital. Vamos, que no hace otra cosa que ver partidos con los amigos sentado
en un sillón al no poder acudir al estadio. Refiere morriña con tendencia a la
depresión por la ausencia de competiciones. Se procura animarle informándole de
que se ha aprobado la reanudación de las competiciones oficiales.
Juicio clínico.
El paciente, que según se
expresa en los antecedentes, es sedentario por vocación, después de varias
semanas sin ejercitar los músculos, fue invitado por un grupo de amigos a
celebrar la fase uno con una excursión en bicicleta. Reporta que aún se
acordaba de cómo montar dicho elemento de transporte, pero las seis horas de
pedaleo frenético le han dejado el culo como a los monos del zoo, expresión
quizá poco científica pero muy ilustrativa, como afirma.
Los dolores que refiere podrían
ser agujetas, como se consideró en un primer momento, pero en una segunda
exploración, y a pesar de las enormes chichas, se aprecia una hernia de tamaño
aún reducido, aunque con posibles complicaciones si no ceja en su empeño de
seguir montando en bicicleta con el fin de ligar con una cuarentona de buen ver
que es la organizadora de las excursiones. Para darse ánimos consume bollos
casi sin parar.
Tratamiento.
Se le aconseja ponerse en manos
de un gordólogo de confianza, lo cual desecha, proponiéndose como alternativa
darle un par de bofetadas para que entre en razón.
Se le aconseja bajar de peso o
romperá el cuadro de la bicicleta de carreras.
Referimos al paciente a vuestra
consulta para que deje de comerse los sugus destinados a los niños.
Que Dios reparta suerte,
compañero.
Atentamente.
0 comments:
Publicar un comentario