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Yo me quedo en casa 60. Fase cero a fase uno, responda; cambio.


Museo Nacional de Escultura de Valladolid.

¿Por qué desplaza el mismo aire el gesto
de la entrega o del robo,
el que cierra una puerta o la abre,
el que da luz o apaga?
¿Por qué es el mismo giro del brazo cuando siembra
que cuando siega,
el del amor que el del asesinato?
Claudio Rodríguez.

La decisión del Ministerio de Sanidad de no aprobar el pase de Madrid a la fase uno ha generado una gran polémica.
Madrid es, sin duda, una de las comunidades más dañadas por la pandemia. Ha reaccionado bien gracias a sus instituciones sanitarias y sus dirigentes y ha controlado la situación, si bien aún no estaba preparada para el salto. El problema es que esa nueva moratoria condena un poco más a nuestra economía.
Ese debate ya se generó en el propio gobierno regional. La Presidenta y el bloque del PP eran partidarios de esperar. Díaz Ayuso lo dijo abiertamente: no estábamos preparados. Sin embargo, el Vicepresidente Aguado y Ciudadanos eran partidarios de agilizar el paso para reactivar la economía. Se siguió su criterio y el Ministerio lo rechazó. La responsable regional de Sanidad dimitió. Después, el debate y la polémica.
Mi amigo Ángel, siempre con buen olfato para la opinión, manifestaba que era fácil hablar desde nuestra posición más o menos cómoda, con algo de dinero y trabajando para buenas empresas. Habría que preguntar a las 218.000 familias de la hostelería madrileña. Muchos trabajadores irán al paro y sus empresas a concurso por su insolvencia de futuro incierto. No pueden aguantar más tiempo un confinamiento. Carecen de reservas. Efectivamente, los que gozamos de una situación desahogada podemos seguir llorando desde casa por no poder reunirnos con los amigos para tomar cañas o cenar. A otros les va la supervivencia.
En el otro extremo estarían quienes opinan que, mejor, prudencia. Una reactivación de la epidemia y una vuelta atrás en el confinamiento haría que todo se resintiera mucho más. No podemos contar con la colaboración de las temperaturas más altas para matar o debilitar al virus (como se consideró inicialmente) ni tampoco una supuesta inmunidad incondicional de los que ya se contagiaron y se recuperaron. La sanidad está aún renqueante tras la batalla. La actitud de la gente en esta primera semana de desconfinamiento tampoco ha ayudado mucho.
Por supuesto, toda esta película ha ayudado a excitar aún más la lucha política. PP y Ciudadanos han tenido que confirmar a los medios que sus alianzas autonómicas y municipales no están en peligro (la nueva prórroga del estado de alarma se ha aprobado gracias al apoyo de última hora de la formación naranja). El bloque de izquierdas ha seguido sacudiendo a Ayuso, que sin embargo se consolida en las encuestas, con cierto pánico para PSOE-Unidas Podemos frente a una recién llegada. Para los de centro–derecha se trata de una conspiración para debilitar económicamente a Madrid.
Madrid se ha puesto manos a la obra para mejorar sus indicadores y poder solicitar nuevamente el pase. Lo podrá cursar cuando lo estime adecuado, sin necesidad de esperar dos semanas.

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