La decoración en colores vivos y
cierto barroquismo era la tónica general de los edificios, con figuras talladas
y policromadas de excelente factura. Las tallas y la ornamentación contribuirían
a la grandeza que se quería transmitir. No faltaban las salas y pabellones de
escasa decoración, en contraste con los otros edificios.
La Procesión de los Mil
Guerreros, Sennin Musha Gyoretsu, conmemoraba el desfile que tuvo lugar para el
traslado de los restos de Ieyasu desde Shizuoka (en aquel entonces se
denominaba Sumpu) hasta Tosho-gu. Para la ocasión se vestían al estilo de los
militares del periodo Edo unas mil doscientas personas. El despliegue era
impresionante y reflejaba fielmente aquella época. Nobles, sacerdotes,
soldados, músicos y un sinfín de figurantes cruzaban la puerta Omote-mon o
Nio-mon, que protegían los terribles guardianes deva y acompañaban al féretro de su señor, el mikoshi o palanquín sagrado. El desfile se repetía cada 18 de mayo
y 17 de octubre.
Las vestimentas de esos
personajes se guardaban en tres edificios de la primera plataforma, en el
Shimo-jinko, Naka-jinko y Kami-jinko, rodeados de una valla roja de madera.
El edificio marrón que quizás
llamaba menos la atención desde lejos por sus escasos adornos era el de las
caballerizas, Shinkyusha, donde se guardaban los caballos sagrados para las
ceremonias de ese festival y para el Yabusame, la competición de arqueros a
caballo que probaban su destreza y su puntería. Pero lo que convocaba más gente
eran los ocho paneles con representaciones de monos, que se suponía serían los
guardianes de los caballos, y especialmente el que representaba a tres monos
que se tapaban la boca, los ojos y los oídos para no ver ni escuchar al demonio.
0 comments:
Publicar un comentario