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Yo me quedo en casa 47. Crisis.



He salido un momento a la calle y me he sentido confuso. He mirado hacia lo alto de los edificios buscando gente en las ventanas y los balcones. El silencio era atroz. Me he sentido como Charlton Heston en la escena final de El planeta de los simios.
No tenía necesidad de salir. O quizá sí y no era consciente de ello. La excusa era poner en marcha el motor del coche. Después de 36 días ha arrancado a la primera. La batería que le pusieron en febrero ha pasado con creces el control de calidad. No puedo decir lo mismo de mi mente.
He dormido mal. Me he levantado empapado en sudor, cansado, empanado. El café no ha sido suficiente para despejarme. Me he puesto a trabajar y no me he enterado de nada. Vagaba como un espectro al que le doliera la espalda y la cabeza.
Me he tumbado en el sofá y al cabo de un rato he puesto música, a la que he hecho poco caso. No sabía muy bien cómo salir de ese círculo vicioso de malestar. Empezaba a comerme el tarro cuando ha llamado mi hermana Amparo. Le he explicado lo que me había ocurrido, intentando matizarlo con humor, para no preocuparla. Mis hermanos se preocupan por mi situación de aislamiento, por si la soledad me atenaza. Hablar con ella un poco embarulladamente (mi desajuste mental lo provocaba) me ha sacado del ensimismamiento atolondrado. Al hablar he expulsado ese tapón que frenaba mis pensamientos y envenenaba mis sentimientos.
He sufrido una pequeña crisis. Sin obsesionarme, he analizado lo que ha podido causarla: cansancio, las molestias en la espalda, que no se ha recuperado, sed de socializar. En varios artículos y vídeos mencionaban esos síntomas y daban pautas que no he seguido: tomar el sol, aunque sea asomándome por la ventana abierta, un pequeño paseo, aunque sea clandestino, unas rutinas más sanas.
Siento haberle dado la tabarra a mi hermana, pero me ha salvado de un bache existencial. Habrá que tomar medidas para evitarlo. Es una tarea inaplazable.

2 comentarios:

  1. Jo,Carlos, pobre, pero te entiendo muy bien, esto es un carrusel emocional. ¡Pero ya queda poco, ánimo!

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  2. Gracias Carmen. Con sernidad se supera todo. Habrá que volver a buscar el equilibrio.

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